Con los nueve civiles muertos el domingo se superan las setenta víctimas mortales en dos días
Segundo día de duros combates en Trípoli contra los suníes radicales
El grupo radical Fatah Al-Islam amenaza con iniciar acciones bélicas fuera de la ciudad
«Estamos oyendo un bombardeo salvaje, recibimos ríos de heridos a todas horas hay casas dentro del campo completamente destruidas». Los angustiados testimonios vía telefónica del jefe del centro médico del campo de refugiados de Naher al-Bared, Fathallah Deeb, eran este lunes uno de los pocos hilos a través de los que se filtraba la masacre que, por segunda jornada consecutiva, padecían los 30.000 habitantes del reducto palestino envuelto en los encarnizados combates entre el Ejército y los yihadistas de Fatal al Islam. La zona, cerrada a los trabajadores humanitarios y los periodistas, trató de abrirse por dos veces a lo largo del día para las ambulancias y los médicos de la Cruz Roja y la ONU. El Líbano se desangraba, sin que exista un cómputo a ciencia cierta sobre el número de víctimas, la tragedia desatada en las proximidades de la ciudad de Trípoli, la segunda mayor del Líbano, se calculaba ya en 71 muertos en dos días. Los treinta últimos este lunes e identificados, por el momento, 27 soldados, 15 civiles y 15 milicianos. Y suma y sigue. Aniquilar a los líderes Las Fuerzas libanesas tienen orden oficial de «aniquilar» a los rebeldes.Según el ministro de Información, Ghazi Aridi, ya han abatido a varios «líderes clave». Y este lunes se emplearon con disparos de obús desde los tanques y el bombardeo de posiciones de Fatah al Islam en Naher al-Bared, que eran contestados con granadas y metralletas por los guerrilleros. Y con desafíos apocalípticos de un portavoz del grupo armado, Abu Salim Taha, que, en vista del cada vez más estrecho cerco al que las tropas están sometiendo al campamento, amenazó ayer con que los yihadistas podrían extender sus ataques