Diario de León

La llegada de Solana a la localidad de Sderot estuvo precedida por la explosión de un cohete

Israel amenaza con decapitar a la cúpulade Hamás, incluidos Haniye y Meshal Ansiosa por morir matando

El Ejecutivo de Olmert reanuda los asesinatos selectivos e incluye al primer ministro palestino

MOHAMMED SALEM

MOHAMMED SALEM

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Laura L. Caro - jerusalén
León

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No uno, sino cuatro ministros del gabinete de Seguridad del Gobierno de Ehud Olmert, alzaron este lunes la voz para dejar claras las intenciones de Israel de decapitar a la cúpula política de Hamás, incluido el primer ministro palestino, Ismail Haniye, y con especial mención al jefe espiritual de los islamistas. El jeque Jaled Meshal, exiliado en Siria, que el Mossad judío ya trató de envenenar en 1997 en Ammán, y al que el titular de Interior, Avi Dichter, se refirió con singular ira al advertir que se trata «de un objetivo más que legítimo, y estoy convencido -añadió- de que nos desharemos de él a la primera oportunidad. No es invencible, ni en Damasco ni en ningún lado, y lo sabe muy bien». Otro ministro, el de Infraestructuras, Benjamín Ben-Eliezer, ponía a Haniye «en el punto de mira» al confirmar que ya no habrá «distinción entre los que tiran los cohetes kassam y quienes ordenan tirarlos». Y precisamente, por la tarde, los islamistas evidenciaban su propósito de seguir, y de hacerse notar, al disparar un artefacto casero contra la localidad de Sderot, minutos antes de la anunciada llegada del representante de Política Exterior de la UE, Javier Solana, y justo delante del edificio donde se reunió con la canciller hebrea, Tzipi Livni. Una persona resultó muerta y otra gravemente herida. El Ejecutivo de Israel extendía sus amenazas en un nuevo gesto hacia sus socios de la ultraderecha, que han anunciado que abandonarán el gabinete si Olmert no ordena aniquilar a Hamás, al tiempo que extendía también sus ataques a la franja. Lo hacía lanzando por la mañana un bombardeo sobre un vehículo en el campo de refugiados de Jabalia, al norte de Gaza, que asesinó a sus cuatro ocupantes, miembros de la Yihad Islámica,. En las calles, miles de seguidores de Hamás irrumpieron para jurar venganza a la misma hora que en una mezquita de la capital, Ismail Haniye asistía a los funerales de los ocho muertos que causó el domingo por la noche la peor ofensiva ejecutada por Israel en esta campaña, la que tuvo como objetivo la casa del diputado islamista Khalil al-Haya, y en la que fallecieron siete miembros de su familia. En total, ya van 36 crímenes en cinco días, 11 de ellos civiles. «Hamás continuará combatiendo a Israel hasta la victoria o el martirio», declaró entre dientes Haniye a la salida del templo. Con el kalashnikov en la mano y la bandera negra de la Yihad Islámica haciendo la escena si cabe más siniestra, dice que quiere ser la primera en suicidarse en nombre de la resistencia palestina contra Israel. Que está celosa de las que se reventaron antes que ella, de las que ya «recibieron la ayuda de Alá para llevar a cabo su misión», y que «vencerán al enemigo si invade la franja».

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