España lidera el grupo de veintidós países que apoyan la Constitución
Sarkozy intentará que Zapatero acepte su minitratado de la UE
Fiebre diplomática para llegar con garantías de acuerdo a la cumbre comunitaria de junio
España se ha convertido en la cabeza visible del grupo de veintidós países de la UE que defienden el espíritu de la Constitución europea, y esa condición la obligará a trabajar a destajo de aquí al próximo 21 de junio. Ese día comienza en Bruselas la cumbre de líderes comunitarios que deberá sacar a la Unión del atasco en la que la sumió el no de Países Bajos y Francia al texto constitucional, y los Veintisiete pretenden llegar a la cita con ciertas garantías de acuerdo. Esta semana, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibirá a los líderes de dos de los dos países más problemáticos: el primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, quien acude hoy a La Moncloa, y el nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien viajará mañana a Madrid y que ya ha explicado sus propuestas a la canciller alemana, Ángela Mérkel; al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durâo Barroso, y al primer ministro italiano, Romano Prodi. Sarkozy quiere un texto reducido de no más de cien artículos -el actual tiene 448-, un minitratado con menos contenidos que no vaya encabezado por el título Constitución, y que no le obligue a arriesgarse a convocar un nuevo referendo. La idea de España, el primer país cuya población votó a favor de la Constitución, es negociar sólo aquellos temas concretos que despiertan suspicacias en los cinco países que la rechazan -además de Francia y Países Bajos, Reino Unido, la República Checa y Polonia-, y dar el resto por aprobado. Según fuentes del Gobierno, Zapatero está dispuesto a aceptar que el nuevo texto no tenga carácter constitucional, que se eliminen las referencias a los símbolos de la UE -la bandera, el euro, el himno-, que no se legalice la primacía del derecho comunitario sobre el nacional y que el cargo del portavoz de la Unión en asuntos exteriores, Javier Solana, no lleve el título de ministro. Pero no aceptará preceptos que den capacidad a los parlamentos nacionales para vetar propuestas de la Comisión, ni que se modifique el sistema de doble mayoría para la toma de decisiones.