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Mientras el debate se centra en la escasa viabilidad de intentar atentar contra el aeropuerto

La policía peina la isla de Trinidad en busca de un cuarto sospechoso

Una vez que sea detenido y juzgado en su país será extraditado para ser juzgado en EE.UU.

Un avión despega con normalidad del aeropuerto JFK de Nueva York

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agencias | washington
León

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La Policía busca al cuarto presunto participante, Abdel Nur, en los supuestos planes para atacar la red de suministro de combustibles del aeropuerto JFK de Nueva York, trama cuya viabilidad ponen en entredicho algunos expertos. La búsqueda de Nur, originario de Guayana, se centra en Trinidad, donde ya han sido detenidos otros dos supuestos implicados: Abdul Kadir, un antiguo parlamentario de Guyana, y Kareem Ibrahim, procedente de la isla. Las autoridades de Trinidad y Tobago han indicado que Kadir e Ibrahim probablemente serán extraditados a EEUU tras un juicio en el país caribeño. El cuarto presunto implicado es el estadounidense originario de Guyana Russell Defreitas, ex empleado del aeropuerto detenido el sábado en Brooklyn. Defreitas comparecerá el miércoles en una audiencia judicial para determinar si se le concede la libertad bajo fianza. En un comunicado, la Casa Blanca indicó que el presidente de EEUU, George W. Bush, «ha sido informado puntualmente de los progresos de la investigación». Este caso, agrega la Casa Blanca, «es un buen ejemplo de la cooperación internacional en materia de la lucha contra el terrorismo». Las autoridades federales estadounidenses anunciaron este sábado la desarticulación de una trama para hacer volar la red de suministro de combustibles del aeropuerto John F. Kennedy, uno de los más transitados del mundo. Al parecer, los objetivos de la supuesta trama incluían los edificios de las terminales, aviones y los tanques de combustible, así como el conducto que transporta combustible al aeropuerto neoyorquino. El operador del conducto, Buckeye Partners, afirmó que coopera con las autoridades desde el inicio de la investigación, en enero de 2006. El portavoz de la compañía, Roy Haase, restó importancia a los supuestos planes de atentado, al indicar que el conducto está enterrado casi por completo y no contiene oxígeno, un elemento indispensable para provocar un estallido. «Decir que el conducto iba a estallar simplemente no es posible», agregó Haase, que opinó que si lo que estallara fuera un tanque de combustible los daños se limitarían a las cercanías de ese tanque, no al conducto en sí. En declaraciones al periódico «The Washington Post», el ex director de la Administración para la Seguridad en el Transporte John Magaw afirmó que un atentado como el que se aparentemente se planeaba «puede no causar muchas muertes, pero sería espectacular y tendría la atención de todo el mundo». En particular, señaló, podría hacer mucho a la economía, en particular a las líneas aéreas, cuando han conseguido recuperarse de la crisis causada por los atentados del 11 de septiembre de 2001. Al anunciar la desarticulación de la trama, la fiscal federal Roslynn Mauskopf afirmó el sábado en una rueda de prensa por contra que si el plan hubiera tenido éxito la destrucción «sería impensable».El pliego de cargos presentado contra los cuatro acusados cita una conversación grabada en la que Defreitas afirma que el atentado «causaría más destrucción que los atentados del 11-S», mataría a miles de personas y devastaría el aeropuerto.

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