Duro revés al retirarse los cargos contra dos presos de Guantánamo
La Casa Blanca reaccionó con malestar a la decisión de dos jueces militares que desestimaron las acusaciones de crímenes de guerra contra dos detenidos en Guantánamo, cuestionando el procedimiento de los juicios para los «combatientes enemigos». A pesar de este severo revés, el Gobierno señaló que sigue considerando los tribunales marciales especiales el lugar idóneo para juzgar a los extranjeros sospechosos de terrorismo. En sus respectivos fallos, que se produjeron por separado, los dos jueces -el capitán de la Marina Keith Allred y el coronel del Ejército Peter Brownback- señalaron que no tienen jurisdicción para juzgar a Omar Khadr y Salim Ahmed Hamdan. El chófer de Bin Laden El primero, de origen canadienses, tenía 15 años cuando en julio del 2002 lo capturaron las fuerzas estadounidenses en Afganistán, está acusado de violación de las leyes de guerra, apoyo al terrorismo y conspiración por haber matado a un soldado norteamericano. Salim Ahmed Hamdan, de nacionalidad yemení, está acusado de ser el chófer de Osama Bin Laden. Sus abogados indicaron que los jueces deberían determinar ahora que sean juzgados en tribunales marciales normales para que puedan tener un juicio justo, dejando a un lado su consideración de «combatientes enemigos», la categoría que les ha otorgado la Administración Bush para recortar sus garantías judiciales. «No estamos de acuerdo con la sentencia», dijo el portavoz presidencial Tony Fratto. Añadió que el Departamento de Defensa ha pedido algo más de tiempo -más allá del plazo legal de 72 horas- para analizar si apelará o no el veredicto dado a conocer. Fratto afirmó que este varapalo no invalida la vigencia de los juicios militares especiales diseñados para los detenidos en Guantánamo, alrededor de 380. No obstante, y a pesar de que los abogados del Pentágono dijeron que lo ocurrido se debe a un tecnicismo, sí podría dejar en el aire por algún tiempo el futuro legal de los reosCon los demócratas en mayoría, y el creciente malestar por el rumbo de la guerra en Irak, la decisión puede ser un revulsivo que fuerce un nuevo rumbo para Guantánamo.