El ridículo de la policía alemana
La orden de marchar llegó cuando salió el sol y se corrió de voz en voz. Miles de jóvenes que viven en tiendas de campaña en sendos campamentos antiglobalización, se calzaron sus botas, se vistieron con ropas ligeras, llenaron sus mochilas con botellones de agua y se lanzaron a la conquista de la fortaleza prohibida: la lujosa ciudad costera de Heiligendamm, que está aislado del resto del mundo por una valla de acero y alambre de espino de 12 kilómetros de largo y custodiada por miles de policías y vehículos blindados El dispositivo de seguridad había cortado todos las carreteras y camino de acceso a la ciudad, pero la policía no calculó con la picaresca de los jóvenes, que pusieron en practica ayer un plan estratégico que fue bautizado como 'cinco dedos' y que comenzó a ser diseñado con meses de antelación a la cumbre Grupos de varios cientos de jóvenes caminaron en dirección de los controles y cuando la policía se desplegaba para rechazarlos, los manifestantes se dividieron en cinco columnas y desaparecieron de la vista de los policías. En pocas horas, miles de jóvenes inundaron los bosques y campos cercanos a la localidad para intentar acercarse a la valla. La meta era cruzarla. Al mismo tiempo, otra multitud de jóvenes bloquearon las dos únicas carreteras que están abiertas al tráfico de vehículos para transportar funcionarios, asesores y traductores a la cumbre. La valla de 12 kilómetros no fue traspasada, pero las escenas que se vivieron en varas sectores dejaron al desnudo la ineficacia del mayor dispositivo de seguridad que se haya realizado nunca en el país. La barrera infranqueable destinada a garantizar la seguridad de Heligendamm, estuvo a punto de derrumbarse ante la tenacidad y la pasión de miles de manifestantes. 1397124194 La policía reaccionó demasiado tarde. Desde el aire doce helicópteros comenzaron a seguir a los jóvenes y también para transportar refuerzos y evacuar policías heridos. Desde tierra, la policía tuvo que utilizar cañones de agua y gases lacrimógenos para evitar que los jóvenes derrumbaran la valla. En cambio, Christopk Kleine, un portavoz del grupo Bloque G8 señaló en Rostock que los jóvenes habían podido caminar a través de los bosques y campos sin ningún tipo de impedimentos.