Los socialistas galos cortejan a los centristas para frenar a la derecha

La aplastante mayoría del partido de Nicolas Sarkozy en la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas celebradas el pasado domingo refuerza el bipartidismo y deja en una complicada situación a los partidos minoritarios. Los datos del Ministerio del Interior atribuyen a la UMP y sus socios un 45,63% de los sufragios, casi 20 puntos más que el Partido Socialista. En las proyecciones de los institutos de opinión para la segunda vuelta, la derecha conseguiría entre 405 y 501 de los 577 escaños, dibujando un hemiciclo casi monocolor. En la segunda ronda este domingo sólo habrá tres candidatos del Movimiento Demócrata (Modem) de François Bayrou, que ni siquiera tiene garantizada su propia elección. Aún así, el centrista que se convirtió en el tercer hombre de las presidenciales se perfila como una pieza clave. La UMP y el PS buscan su apoyo para resolver algunos «duelos difíciles», en palabras del ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin, decidido a que el partido del presidente «le tienda la mano». Bayrou ha pasado a ser además un motivo de enfrentamiento de la pareja socialista François Hollande-Ségolène Royal. La perdedora de las presidenciales, que quiere relevar a su compañero al frente del PS, le dejó un mensaje: «Debemos unir nuestras fuerzas, hay que trabajar caso por caso». Hollande ironizó sobre esta decisión, aunque unas horas después llamó a apoyar a los candidatos del Modem donde la izquierda hubiera sido eliminada para «favorecer el pluralismo». El parlamentario Manuel Valls dice estar «harto de que el partido gire en torno a la vida de una pareja». Son muchas las personalidades socialistas que pueden quedarse sin su escaño. Sólo uno de sus candidatos ha conseguido pasar en la primera vuelta. Hollande, Jack Lang y Laurent Fabius parten como los mejor situados en sus respectivas circunscripciones.