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El presidente tendrá que contar con la oposición para poder realizar reformas constitucionales

El revés en las urnas modifica la estrategia de gobierno de Sarkozy

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Fernando Iturribarría - corresponsal | parís
León

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La clara advertencia lanzada por el electorado francés a Nicolas Sarkozy, al revisar a la baja en las legislativas la mayoría absoluta conservadora, se combina con una solapada crisis gubernamental provocada por la dimisión de Alain Juppé, 'número dos' del gabinete, y las críticas internas que comienzan a aflorar a la gestión del primer ministro, François Fillon, y en especial, del titular de Economía, Jean Louis Borloo, al que se culpabiliza de haber regalado munición electoral a la izquierda. En su sexta semana de mandato, el jefe del Estado se ve obligado a revisar sus planes e improvisar una nueva arquitectura del Gabinete en el que la prevista apertura al socialismo moderado se ve complicada por el repunte de una oposición reforzada. Sarkozy asistió el domingo al primer contratiempo serio en mes y medio de ejercicio del poder con la renuncia de Juppé en pago por su derrota en las urnas. El domingo fue batido con el estrecho margen de 670 votos por la socialista Michèle Delaunay, una canceróloga de 60 años novata en polìtica, en una circunscripción bordelesa que estaba en poder de la derecha desde 1947. Único de los once ministros en liza derrotado en las urnas, de inmediato presentó la dimisión en cumplimiento de la regla dictada por Fillon a los miembros del Gobierno y comenzaron los quebraderos de cabeza para Sarkozy. Juppé había asumido, con el rango exclusivo de ministro de Estado, un superdepartamento confeccionado a su medida que, bajo la pomposa denominación de Ecología, Desarrollo y Ordenación Sostenibles, aglutinaba las políticas de energía, materias primas, seguridad industrial, transportes, equipamiento, urbanismo y ordenación territorial y marítima. Era la pieza maestra del primer Gobierno de Sarkozy y símbolo del compromiso presidencial con la protección del medio ambiente, confiado al aspirante a ser el Al Gore francés, recién converso a la causa del calentamiento climático y, por añadidura, pasarela privilegiada con el chiraquismo para no romper del todo los puentes con el antiguo régimen.