Los ministros de 18 países además de presionar a Jartum apoyan la «hoja de ruta» de la UA
La Conferencia de Darfur establece unplan que no descarta sancionar a Sudán
La conferencia ministerial sobre el conflicto de Darfur fijó ayer un plan para actuar en los próximos meses, en especial para presionar al Gobierno de Sudán y a los movimientos guerrilleros, sin dejar de agitar la amenaza de sanciones a las autoridades de Jartum. Dieciocho Gobiernos, en su mayoría occidentales, y media docena de organismos internacionales lanzaron hoy desde París un mensaje de confianza en que la crisis de Darfur entra en un proceso de solución, después de haber originado 200.000 muertos y 2,5 millones de desplazados. «Hay una pequeña luz al final de las tinieblas», resumió ante la prensa el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, quien, no obstante, dejó claro que hay mucho por hacer. Por ahora la comunidad internacional apuesta por presionar de manera intensa al Gobierno sudanés de Omar al Bachir, pero también a los diecinueve grupos rebeldes que han contribuido a convertir Darfur en una de las mayores crisis humanitarias de las últimas décadas. La conferencia ha dado su apoyo expreso a las gestiones de la Unión Africana (UA) y de las Naciones Unidas, cuyos dos enviados especiales a Darfur, Salim Ahmed Salim y Jan Eliasson, respectivamente, elaboraron hace semanas una «hoja de ruta» con los pasos a dar. El objetivo es que a finales del verano se haya emprendido ya una verdadera negociación entre el Ejecutivo sudanés y los insurgentes, como factor que contribuya a pacificar la región antes del despliegue de una fuerza mixta de la UA y la ONU, aceptada por Bachir hace dos semanas tras anteriores negativas. El jefe de las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, Jean-Marie Guéhenno, apuntó que las características de Darfur hacen necesaria una fuerza «rápida, con movilidad y capacidad», en un territorio que presenta dificultades logísticas y que requerirá transportes terrestres y helicópteros adecuados. Si el plan se desarrolla respecto a las intenciones de los presentes en París, la fuerza internacional podría empezar un despliegue a principios de 2008, hasta alcanzar unos 19.000 soldados y sobre la base de los actuales 7.000 africanos. Esa es la fecha que dio el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, quien llamó la atención sobre la necesidad de financiar esa operación. Esta será una tarea básicamente para los occidentales, en especial porque no se tratará sólo de pagar a los soldados, sino también de aportar fondos para la futura reconstrucción, de modo que cuando los desplazados vuelvan a casa puedan encauzar su vida. La secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, cuyo país es el primer donante en Darfur, con unos 2.000 millones de dólares ya aportados, se encargó de subrayar que los participantes en la conferencia no son inocentes y que hay que prever que el Gobierno de Jartum reconsidere su posición. EEUU, que ya aplica sanciones a Sudán, considera que hay que hacer entender al presidente Bachir que no hay vuelta atrás y que debe cumplir sus compromiso, por lo que «debemos mantener sobre la mesa», dijo Rice, la opción de nuevos castigos. En este punto, recibió el respaldo del comisario europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel, quien señaló la conveniencia de eventuales sanciones ante incumplimientos.También agregó que debe haber otras medidas para «incitar» a los rebeldes y al Gobierno de Sudán a llegar a acuerdos. Esas medidas deberían ser garantías políticas para los insurgentes y de reconstrucción económica para las autoridades de Jartum.