Rusia aprovecha la cumbre del Mar Negro para reforzar más su puesto como suministrador de energía
El presidente ruso, Vladimir Putin, salió reforzado de la cumbre de la Organización para la Cooperación Económica en el Mar Negro (BSEC, en sus siglas inglesas), celebrada en Estambul, gracias a los acuerdos firmados con varios países ribereños. El BSEC, cuyos países cuentan con la segunda reserva de gas y petróleo del mundo, solo por detrás de los países del Golfo Pérsico, expresaron en la declaración final de la cumbre su decisión de «aumentar el papel de nuestra organización para favorecer unas relaciones regionales e internacionales positivas y seguras». Putin, por su parte, se mostró contrario a la ampliación de la BSEC, un aviso velado a las intenciones de Estados Unidos de influir en la organización a través de su estatus de miembro observador. «Gracias al creciente potencial económico de los países de la región, el papel del Mar Negro se ha incrementado y la comunidad internacional ha puesto su atención en la actividad de la BSEC. Sin embargo, debe aún incrementar todo su potencial por lo que no podemos hablar de añadir nuevas estructuras», dijo el líder ruso. La BSEC fue fundada en 1992 y cuenta con 12 estados miembros (Albania, Armenia, Azerbaiyán, Bulgaria, Georgia, Grecia, Moldavia, Rumanía, la Federación Rusa, Serbia, Turquía y Ucrania) y 13 países con estatus de observador (Austria, Bielorrusia, Croacia, República Checa, Egipto, Francia, Alemania, Israel, Italia, Polonia, Eslovaquia y Estados Unidos). Turquía, que detenta la presidencia semestral, también invitó a la cumbre de Estambul a la Unión Europea -representada por el vicepresidente de la Comisión Europea, Günter Verheugen- y a otras organizaciones internacionales. El ministro de Exteriores turco, Abdullah Gül, apostó por convertir la BSEC en «una potente organización internacional» para aprovechar las posibilidades que ofrece la región. En la cumbre de Estambul, que coincidió con el décimo quinto aniversario de la fundación de la BSEC, primaron más los contactos bilaterales que la decisión conjunta, que se limitó a la firma del acuerdo sobre la construcción de la Autopista del Mar Negro, una vía de 7.200 kilómetros que recorrerá los países ribereños y en el que Rusia invertirá 11.600 millones de dólares. Putin se reunió con su homólogo búlgaro, Georgi Parvanov, con el que acordó colaborar en la construcción del gasoducto «South Stream», un proyecto firmado el pasado sábado.