Un suicida asesina a más de 150 iraquíes con un camión bomba

Irak vivió ayer la jornada más mortífera desde el 23 de noviembre del año pasado -cuando en un atentado en Ciudad Sadr murieron 202 personas- con un ataque cometido en un mercado cerca de Kirkuk por un suicida al volante de un camión-bomba. La explosión mató a al menos 156 personas y causó heridas a otras 255, según fuentes del centro de seguridad común de Tikrit. El número de víctimas podría aumentar pues anoche había todavía unas 20 personas desaparecidas en la zona del mercado de Amarli. La onda expansiva destruyó medio centenar viviendas, unos veinticinco locales comerciales, y calcinó más de cincuenta vehículos. El tendido eléctrico y las tuberías de agua también se han visto seriamente dañados por el atentado, y los cortes en ambos servicios afectan a gran parte de la población. Las autoridades locales han hecho una llamada de emergencia porque en los hospitales no hay sangre suficiente para socorrer a los afectados. Asimismo han pedido todo tipo de ayuda material para atender a las víctimas, en una población mayoritariamente turcomana y kurda de credo chií. El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, calificó el ataque de «crimen odioso» que confirma que «los terroristas son los enemigos de todos los iraquíes». Pocas horas después de este ataque, tres militares iraquíes, entre ellos un alto oficial, murieron y cinco civiles resultaron heridos en la explosión de una bomba en las proximidades de una gasolinera de Al Deluiya, también en Salahedin. En esa misma provincia, dos policías murieron y otros dos resultaron heridos en un ataque lanzado por error por un helicóptero estadounidense contra un control policial en Yezreb. Las tropas norteamericanas justificaron el ataque con el argumento de que el puesto de control no estaba incluido correctamente en sus mapas. En la vecina provincia de Diyala, el Ejército estadounidense anunció que mató ayer a cuatro «terroristas» en una operación de búsqueda de un supuesto cabecilla de Al Qaida en el área de Jan Bani. Asimismo, en la noche del viernes en Diyala, en un ataque suicida murieron 22 personas y otras 15 sufrieron heridas, según portavoces de seguridad locales. Según su relato, un hombre activó el cinturón de explosivos que llevaba adosado al cuerpo en medio de un funeral en Saadiya, 70 kilómetros al este de Baquba, capital de Diyala.