Diario de León

El FACE limita la presencia de fuerzas armadas y armamento convencional en Europa

Rusia se retira de un tratado de desarme clave tras la Guerra Fría

Putin adoptó la decisión al no recibir de EE.UU. una respuesta positiva hacia sus propuestas

Putin tomó una decisión que ya había insinuado en el pasado mes de abril

Putin tomó una decisión que ya había insinuado en el pasado mes de abril

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Ignacio Ortega - moscú
León

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Rusia renegó ayer del tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), uno de los más importantes acuerdos de desarme de la Guerra Fría y clave en la estabilidad del continente, añadiendo aún más tensión a las relaciones con Occidente. El presidente ruso, Vladímir Putin, firmó el decreto que suspende el cumplimiento por Rusia del FACE debido «a las extraordinarias circunstancias que afectan a la seguridad de la Federación Rusa y que exigen la adopción de unas medidas inaplazables». El líder ruso había aludido por primera vez a la posibilidad de imponer una moratoria sobre el cumplimiento del FACE en abril pasado en su mensaje sobre el estado de la nación y, en esa intervención, dio un año de plazo a la OTAN para cumplir con sus exigencias de no desplegar fuerzas en su patio trasero. Este tratado fue suscrito en París el 19 de noviembre de 1990, un año antes de la desintegración de la URSS, cuando Mijaíl Gorbachov era el máximo dirigente soviético y George Bush, padre del actual presidente estadounidense, dirigía la Casa Blanca. El FACE, que muchos políticos y militares rusos consideran anacrónico, limita la presencia de fuerzas armadas y armamento convencional -tanques, blindados, artillería pesada y aviación de combate- en el continente, incluida la Rusia europea. La decisión rusa de abandonar el FACE se produce en el marco del enfrentamiento entre Moscú y Washington por los planes estadounidenses de desplegar elementos de su escudo antimisiles en Europa Oriental, que Rusia considera una «amenaza directa» para su seguridad. Durante su visita a EEUU a principios de julio, Putin había propuesto al presidente estadounidense, George W. Bush, varias alternativas -dos radares, uno en Rusia y otro en Azerbaiyán, cerca de Irán- al escudo norteamericano en Polonia y la República Checa. La falta de una respuesta positiva por parte de Washington -el jefe del Pentágono, Robert Gates, describió recientemente las propuestas rusas de «complementarias»- parece haber empujado a Moscú a tomar esta drástica decisión. Minutos después del anuncio del Kremlin, el Ministerio ruso de Asuntos Exteriores matizó en un comunicado que la suspensión del tratado entrará en vigor 150 días después de que la cancillería informe de la decisión rusa a los depositarios del mismo. El jefe del Kremlin ordenó al Ministerio que envíe las notificaciones pertinentes. El comunicado, que describe el decreto presidencial como «sin precedentes en la historia moderna de Rusia», recuerda que Moscú había advertido que la actual situación «no responde a los intereses de seguridad de Rusia y que no podía proseguir eternamente». Rusia «suspenderá provisionalmente el suministro de información -a los otros países firmantes- y las inspecciones» internacionales y no se considerará obligado a «limitar su armamento convencional», en particular, en zonas fronterizas como el Cáucaso, tradicionalmente la más inestable.

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