La policía lusa reconoce que Madeleine puede estar muerta Ki-moon celebra la ampliación del papel de la ONU en Irak, aún por concretar

La policía portuguesa admitió ayer de manera oficial y pública que la niña Madeleine McCann, desaparecida hace más de tres meses de un complejo hotelero al sur de Portugal, puede haber muerto. El comisario de la Policía Judicial de Portugal Olegario Sousa aseguró a la cadena BBC que los agentes que investigan el caso han encontrado nuevas pruebas que apoyan con «intensidad» la posibilidad de que la niña haya perecido. El portavoz de la Policía lusa negó que los padres, Gerry y Kate McCann, estén considerados sospechosos, como sostuvieron esta semana varios diarios portugueses. Sousa apuntó que detectives con perros rastreadores británicos han hallado indicios que apuntan a la muerte de la niña. Sousa aludía de manera implícita a los rastros de sangre hallados en el apartamento que los padres de Maddie alquilaron en Praia da Luz, donde desapareció la pequeña hace cien días. El comisario evitó confirmar o desmentir las informaciones publicadas en la prensa portuguesa sobre un supuesto olor a cadáver descubierto por los perros rastreadores en el apartamento veraniego. No obstante, el policía subrayó que permanecen abiertas otras líneas de investigación, como el secuestro, y destacó que los testigos del caso podrían volver a ser interrogados, dependiendo de los resultados que aporten los peritos de Birmingham. Cien días de la desaparición La Iglesia de la Praia da Luz se quedó ayer pequeña para acoger a todas las personas que quisieron estar presentes en la misa celebrada con motivo de los cien días de la desaparición de Madeleine McCann. Sus padres fueron los protagonistas de una liturgia católica celebrada en inglés y en la que participaron tanto la comunidad británica que reside o está de vacaciones en la zona de Lagos como la portuguesa.Con puntualidad británica, los padres de Maddie aparecieron cogidos de la mano en el atrio de la iglesia, ante la mirada atenta de curiosos y un amplio despliegue de medios. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, celebró ayer la autorización del Consejo de Seguridad a la ampliación del papel de Naciones Unidas en Irak, pese a que la situación de seguridad en el país no ha permitido concretar en qué consistirá. Ban señaló, en un encuentro con la prensa tras la reunión del Consejo, que deberá pedir fondos adicionales a la Asamblea General para aumentar la presencia del personal de la ONU en ese país, de donde se tuvieron que retirar hace cuatro años tras sufrir un grave atentado. «Seguiré en contacto con los miembros del Consejo y con mis asesores, pero hasta ahora no he decidido ni quién, ni cuántos empleados enviaremos a Irak», aseguró. También dijo que todavía no ha decidido quién será su nuevo representante especial para Irak, tras el anuncio de que Ashraf Qazi dejará en breve el cargo, aunque aseguró que cuanta con «dos o tres candidatos». Insistió en que la ONU desempeñará un mayor papel en facilitar un diálogo interno entre los grupos políticos, étnicos y religiosos en que se ha dividido la sociedad iraquí, a cuyos líderes instó a «cumplir con su parte» en el proceso de reconciliación nacional. Al mismo tiempo destacó que redoblará sus contactos con los países de la región para incluirlos en los esfuerzos por estabilizar a Irak, para lo que convocará a los ministros de Exteriores de la zona a una reunión el mes que viene en Nueva York. La próxima semana se cumplen cuatro años del atentado que destrozó la sede de la ONU.