Diario de León

Karl Rove y familia

Deja su cargo porque su duro régimen laboral no le permite dar la debida atención a los suyos. De creerlo sin más estaríamos ante un marido y padre feliz

Publicado por
Enrique Vázquez
León

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De creer el comunicado entregado a la prensa en la Casa Blanca, Karl Rove, el más íntimo consejero político-electoral del presidente Bush, deja su cargo porque su duro régimen laboral no le permite dar la debida atención a su esposa, Darby, y su hijo. De creerlo sin más estaríamos ante un marido y padre que, felizmente, vuelve al status de amable esposo y padre desdichadamente alejado de esa eximia y doble función por el peso del así llamado servicio público, pero la piadosa explicación ha cumplido sólo el expediente de insertar la renuncia en la normalidad y evitar toda especulación. Algo que ni siquiera consiguió el comunicado conjunto emitido más tarde por el propio presidente. Con Rove termina, en cierto modo, el propio itinerario político de George W. Bush, quien se hizo con sus servicios a principios de los noventa como asesor electoral en Texas, su feudo, donde empezó su carrera haciéndose elegir gobernador. Desde entonces, como algún otro miembro del equipo presidencial -el fiscal general Alberto Gonzales, por ejemplo--ha vivido por y para el ahora presidente quien le señaló como el arquitecto de su reelección. Ese mérito nadie se lo negará al asesor. Cuando todo el mundo sugería que Bush debía alejarse del Irak cuanto pudiera y presentar una estrategia de fin de conflicto a medio plazo, Rove impuso su punto de vista basado en que el electorado conservador todavía a finales de 2003 compraría un mensaje de victoria en el marco de la 'guerra contra el terror' más allá de la convicción, que entonces ya era importante, de que el desastre iraquí no había hecho más que reforzar a al-Qaeda y complicado la situación. Siempre recordaremos a Bush reelegido dando las gracias en la misma noche electoral a su equipo de campaña con una excepcional mención nominal para Rove, quien fue consagrado en el staff de la Casa Blanca como primer consejero con amplio acceso al presidente y dentro de su círculo íntimo. Sus vicisitudes judiciales en el marco del caso Plame no alteraron las cosas y si se va es, además de la urgencia de volver al hogar, porque hace su último servicio: no se le necesita porque Bush no puede aspirar a la reelección y su evaporación es más un alivio que otra cosa. Rove, el útil.

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