La frontera de Uruguay vive tensa calma ante la masiva llegada de los argentinos
Con un clima hostil, cerca de 500 policías, zonas valladas y una tensa calma la ciudad uruguaya de Fray Bentos se prepara para recibir hoy domingo, una marcha, que se presume multitudinaria, de argentinos opuestos a la instalación de la planta de celulosa de la finlandesa Botnia. El jefe de policía de Río Negro, departamento del cual Fray Bentos es la capital, Juan Balbis, dijo que el libre tránsito de personas «está garantizado por la Constitución uruguaya y la ley», pero advirtió de que a los integrantes de la Asamblea Ambientalista de Gualeguychú que entrarán el domingo en Uruguay «no se les permitirá concentraciones ni actos que puedan considerarse provocadores». La marcha de los argentinos a través del puente internacional sobre el río Uruguay, que une a la ciudad argentina de Gualeguaychú con Fran Bentos, pretende llegar hasta las puertas de la planta de celulosa de Botnia, próxima a la cabecera uruguaya del puente. Delante de las puertas Sin embargo, las autoridades policiales dispusieron dos vallados de seguridad varios cientos de metros antes del terreno donde se levanta la planta de celulosa, en las dos carreteras que llevan hasta el lugar. Fuentes de la Jefatura de Policía de Río Negro dijeronque una delegación de la Asamblea Ambientalista fue recibida el pasado jueves por autoridades policiales y se les comunicó que podrán circular con libertad si cumplen la reglamentación aduanera de ingreso al país, pero «que no se autorizarán concentraciones ni actos». La situación puede complicarse debido a que los manifestantes argentinos tienen la intención de concentrarse en las puertas de Botnia y leer una proclama contraria a sus actividades. Las autoridades argentinas y grupos de vecinos de la provincia argentina de Entre Ríos se oponen a la instalación de la planta con el argumento de que causará daños al medio ambiente de la zona,lo que es rechazado por las autoridades uruguayas y de la empresa. La planta, que está a punto de comenzar con la producción de celulosa, demandó una inversión de 1.200 millones de dólares, la mayor individual en la historia del país.