Nulos avances de Bush y Putin sobre el despliegue del escudo antimisiles
Moscú continúa insistiendo en que el escudo antimisiles que Washington proyecta instalar en el este de Europa constituye una amenaza directa para la seguridad de Rusia. El presidente Vladímir Putin mantiene la oferta hecha a EEUU de utilizar conjuntamente la estación de radar de Gabalá (Azerbaiyán), como alternativa a la que se piensa construir en la República Checa. Sin embargo, su homólogo estadounidense, George W. Bush, no renuncia a sus planes iniciales, que incluyen también el despliegue de una base de misiles interceptores en Polonia. Lo más que Putin logró este viernes arrancar a Bush, tras el encuentro que mantuvieron en Sídney, es la promesa de que un grupo de expertos norteamericanos visitará pronto a Gabalá, probablemente este mismo mes, para comprobar las posibilidades que ofrecen las instalaciones. Durante una breve rueda de prensa, los dos jefes de Estado calificaron el encuentro de «cordial y constructivo». El jefe del Kremlin invitó a su colega estadounidense a pasar con él unos días pescando en Siberia, propuesta que Bush aceptó de mejor gana que la de utilizar Gabalá. El escudo antimisiles norteamericano se ha convertido para Rusia en una cuestión de vida o muerte. Putin ha amenazado con apuntar sus cohetes nucleares a las ciudades europeas, si Washington no reconsidera su postura. Los militares rusos están convencidos de que lo que pretende EEUU, no es defenderse de un hipotético ataque de Irán, sino neutralizar el arsenal atómico de Rusia. El programa nuclear de Irán estuvo también sobre la mesa así como el futuro de Kosovo y el anhelo ruso de ingresar en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Antes de comenzar la reunión, el presidente norteamericano hizo un llamamiento a los dirigentes rusos para que respeten «las normas esenciales de la democracia». Y es que Rusia está ya en campaña electoral. El próximo 2 de diciembre se celebran comicios legislativos para cubrir los 450 escaños de la Duma Estatal.