Tras la sorprendente dimisión del primer ministro japonés, Shinzo Abe, la única figura que por ahora se dibuja como posible sucesor al frente el Partido Liberal Democrático (PLD) es la del hasta hace poco ministro de Exteriores, Taro Aso. Aso, que tras la remodelación del Gobierno llevada a cabo por Abe hace dos semanas pasó a ser secretario general del PLD, está considerado como un
por sus posiciones conservadoras, pero se le atribuye una mayor sensibilidad hacia las vecinas China y Corea del Sur. Amigo personal de Abe, Aso tomó el cargo de la diplomacia japonesa durante el mandato de Junichiro Koizumi, predecesor de Abe, y retuvo el cargo hasta el pasado 27 de agosto, cuando el primer ministro emprendió una remodelación integral de su Gobierno para hacer frente a la severa derrota sufrida por el PLD en las elecciones a la Cámara Alta del 29 de julio. Aso ya trató de hacerse con la presidencia del PLD en 2001, cuando cayó derrotado por Koizumi, y volvió a presentar su candidatura en 2006 en los comicios internos del partido que ganó Shinzo Abe. En aquella ocasión Taro Aso compitió también con Senichi Tanigaki, un tecnócrata con fmano mágica para las finanzas al que se le achaca la misma falta de carisma que a Abe, a diferencia de Aso. Tanigaki es un moderado y un profundo conocedor de la Administración, donde ha ocupado los cargos de ministro para la Revitalización Industrial y de presidente de la Comisión de Seguridad Pública Nacional.