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Las nuevas restricciones extreman la protección de los derechos humanos CHILE

Francia hara pruebas de ADN en la reagrupación de inmigrantes

Pretende seguir los pasos de otros países europeos que impusieron medidas para evitar fraudes

El presidente francés, Nicolás Sarkozy, junto con el ministro de Inmigración, Brice Hortefeux

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efe | parís

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Francia, que aprobó ayer nuevas restricciones a la reagrupación familiar de los inmigrantes, con pruebas de ADN incluidas, sigue los pasos de otros países europeos que han introducido medidas para evitar fraudes y extremar la protección de los derechos cuando se trata de menores de edad. En Alemania, lo primero que se exige cuando se plantea una reagrupación familiar es que la persona que ya vive en Alemania cuente con un permiso de residencia en regla. En el caso de la reagrupación de cónyuges se reclama además que el matrimonio haya sido contraído antes de otorgársele al inmigrante el permiso de residencia, y que el esposo o esposa que lleguen a este país tengan previsto quedarse como mínimo un año. Desde la reforma de la ley de inmigración, que entró en vigor el pasado 28 de agosto, se piden además conocimientos rudimentarios del alemán y que el cónyuge tenga más de 18 años. Con esto último se pretenden evitar los matrimonios forzados que se celebran en algunos países de religión islámica. Esta reforma se hizo para dificultar, sobre todo, los matrimonios que hombres turcos residentes en Alemania celebran con mujeres en su país, que luego en Alemania son mantenidas encerradas y sin contacto con el exterior, ya que sus cónyuges les prohíben incluso aprender alemán. A los niños menores de 16 años se les debe conceder la entrada al país si ambos padres, o al menos el tutor, tiene permiso de residencia. A los hijos mayores de 16 se les exige además que tengan algunos conocimientos del idioma o que puedan demostrar que están en condiciones de adaptarse al nuevo país. Los casos más destacados son los de los padres que quieren acceder al Reino Unido para ver a sus hijos, menores de 18 años. El solicitante necesita demostrar que tiene derecho a acceder al hijo, a través de una orden de residencia o de contacto emitida por un tribunal británico o de un certificado judicial que confirme su intención de mantener contacto con el hijo.