Holanda no convocará referéndum para aprobar el Tratado de la UE

El Gobierno holandés dio ayer una alegría a sus socios comunitarios y descartó la posibilidad de convocar un referendo para aprobar el nuevo Tratado de la Unión Europea, el texto pactado por los Veintisiete en junio del año pasado que sustituirá a la malograda Constitución europea. Precisamente, fueron los ciudadanos de los Países Bajos los que apuntillaron a la Constitución, rechazándola en una consulta pública en junio del 2005 poco después de que lo hicieran los franceses. «Se trata de un simple cambio de tratado y por lo tanto sólo hace falta el procedimiento simple para aprobarlo», dijo ayer el primer ministro, el democristiano Jan Peter Balkenende. Una vez descartado el referendo, la institución encargada de dar luz verde al nuevo Tratado será el Parlamento, donde sus partidarios, en principio, son mayoría. En su día, los holandeses rechazaron la Constitución europea con un apoyo superior al 60% y una elevada participación, lo que unido al rotundo no de los franceses provocó la parálisis del proceso de ratificación en el resto de países y, tras un meticuloso proceso que vació al texto de su carácter constitucional y de algunos de sus contenidos más novedosos, la conversión de aquella fallida Carta Magna europea en un tratado convencional. En las negociaciones que se emprendieron para encontrar salidas a aquella crisis, los Países Bajos reclamaron que su Parlamento tuviera capacidad para tumbar y modificar las propuestas de la Comisión Europea que no le convencieran, una competencia que finalmente se ha quedado en la posibilidad de que las asambleas legislativas nacionales puedan pedir a los Veintisiete que revisen esos proyectos. La nueva ConstituciónEntre otras cosas, la redacción final del texto, que aún no ha sido concluida, suprimirá también las alusiones a la bandera, el himno y el euro como símbolos de la Unión Europea; eliminará el capítulo dedicado a la Carta de Derechos limitándose a recoger un artículo que alude a ella y que será de vinculación voluntaria, y reelaborará el concepto de ciudadanía europea. Los líderes de la UE prevén sancionar el nuevo texto en una reunión que se celebrará en octubre en Lisboa.