La Unión Europea comenzó ayer a estudiar nuevas sanciones contra el régimen militar de Myanmar
La virulenta represión se agrava en Birmania y deja diez muertos
Caos y muerte en la antigua Birmania. Las fuerzas de seguridad del país desataron ayer su violencia y mataron a al menos a diez personas, entre ellas un cámara japonés, en una nueva jornada de manifestaciones multitudinarias a favor de la democratización del país. Decenas de miles de personas encararon a las fuerzas del orden en Rangún y sólo se dispersaron después de que la policía disparara al aire y persiguiera a golpes a los manifestantes. La televisión nacional, controlada por la junta militar, aseguró por su lado que «los manifestantes lanzaron ladrillos, palos y cuchillos contra las fuerzas de seguridad, por lo que no tuvieron otra opción que realizar disparos de advertencia». El cámara japonés de la agencia de prensa nipona APF murió a causa de una bala perdida durante los incidentes, según informó una fuente oficial en un hospital birmano. Soldados y policías antidisturbios habían protagonizado una represión feroz el día anterior, en la que mataron a golpes al menos a dos monjes budistas e hirieron a más de un centenar de personas que hasta ese entonces se habían manifestado de modo pacífico. La violencia se desató ayer mientras en el exterior llovían las protestas y condenas de gobiernos contra la junta militar, que gobierna con mano férrea Birmania desde hace 45 años. Eran sobre todo jóvenes y estudiantes, acompañados por unos 20 monjes budistas, los que encararon al son del himno nacional birmano a decenas de policías y soldados armados. «Les damos 10 minutos. Si no se van, emplearemos medidas extremas», gritaron los soldados a través de megáfonos. Poco después por lo menos 100 personas habían sido detenidas y obligadas a subir a camiones militares, mientras los otros manifestantes huían por las calles del centro, explicaron los testigos. «El general Aung San nunca habría ordenado al ejército que matase al pueblo», gritaron , en referencia al difunto héroe de la independencia birmana y padre de la líder pro democrática y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi. Reacciones internacionales En el este de Rangún las fuerzas de seguridad se enfrentaron con los manifestantes en por lo menos tres lugares diferentes, cuando cientos de personas habían acudido a proteger a los monjes budistas a los que la policía detenía. La mayor parte de comercios y oficinas cerraron sus puertas por temor a nuevos episodios de violencia como los de la víspera. Además de los monjes budistas, la autoridades birmanas detuvieron durante la noche a dos altos responsables de la Liga Nacional por la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi. Ambas personalidades, Hla Pe y Myint Thein, fueron detenidas en sus domicilios. Dirigentes de todo el mundo piden el cese de esta ola de violencia por parte de las autoridades. «El gobierno birmano no debería bloquear el deseo de libertad de su pueblo. Debe detener esta violencia contra los pacíficos manifestantes ahora», criticó en Washington el portavoz de seguridad nacional estadounidense, Gordon Johndroe. China, por su parte, pidió «moderación» a la junta militar birmana y a los manifestantes, pero se abstuvo de condenar la represión. El Parlamento Europeo instó a Rusia y a China a renunciar a su posición de bloqueo en el Consejo de Seguridad de la ONU y condenar los hechos. En internet, los 'blogs' que informaron de las primeras manifestaciones masivas contra la junta militar, lideradas por pacíficos monjes budistas, estaban llenos de mensajes airados de birmanos que calificaban a los generales en el poder de «enemigos del pueblo». La Unión Europea estudia nuevas sanciones contra Birmania una vez constatada la represión violenta de la dictadura gobernante contra las multitudinarias manifestaciones pacíficas que encabezan estos últimos días los monjes budistas en la capital, Rangún.