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El presidente pakistaní obtuvo la mayoría en las asambleas que eligen al futuro jefe del Estado OPINIÓN

La abstención del partido de Bhutto no impide la victoria de Musharraf Una pátina de democracia Once días de tensa espera

Los datos oficiales no se harán públicos hasta que se falle si la candidatura del presidente es legal

Publicado por
Julia R. Arévalo JAVIER FERNÁNDEZ ARRIBAS - islamabad
León

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El presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, obtuvo una abrumadora mayoría de votos para renovar mandato, en una elección marcada por la abstención del principal partido opositor y las dudas sobre si la candidatura del «ganador» será invalidada. El general logró 671 de los 685 votos emitidos por los diputados y senadores de las cámaras centrales y provinciales paquistaníes, según los resultados ofrecidos por las autoridades. El colegio electoral paquistaní está compuesto por 1.170 legisladores, pero 199 de un sector opositor conservador islámico dimitieron en días pasados y el Partido Popular (PPP) de la ex primera ministra Benazir Bhutto anunció que se abstenía. Así, ninguno de los dos candidatos del PPP obtuvo votos en la elección de hoy, en la que el juez Wajihuddin Ahmed logró sólo el apoyo de ocho diputados y seis papeletas fueron declaradas nulas. El partido de Bhutto, el principal de la oposición parlamentaria, presentó hoy como un «boicot» el anuncio de que se abstendría en la votación, efectuado precisamente por su principal candidato presidencial, Makhmud Amin Fahim. Fahim explicó que el partido, que hace dos días llegó a un acuerdo con Musharraf, se abstenía porque la elección es «inconstitucional» ya que el presidente sigue ostentando el mando del Ejército, y que el PPP «no puede participar en este proceso». Aunque algunos miembros del Gobierno como el viceministro de Información, Tariq Azim, acusaron al PPP de tener una «memoria selectiva» que les hace olvidar que ayer estaban negociando con «un presidente con uniforme», otros no ocultaron su satisfacción porque la decisión opositora ayudó a «legitimar» la votación de hoy. Tras el anuncio de la «victoria» de Musharraf, la euforia se apoderó de los diputados presentes en la Asamblea Nacional -vacía de opositores- y el primer ministro, Shaukat Aziz, declaró que este resultado dará «impulso a la democracia» en Pakistán. «En democracia, cada partido tiene derecho a votar o no votar y el PPP lo ha ejercido», dijo Aziz sobre la abstención de los legisladores de Bhutto. El primer ministro subrayó que todo el proceso ha salido adelante «en paz, excepto por algunos incidentes menores». El sector de la oposición que boicoteó el proceso electoral había llamado a una huelga que ha tenido un seguimiento menor en la práctica totalidad del país. En Islamabad, donde los diputados gubernamentales emitieron su voto a primera hora para después dejar una cámara desierta en la que el presidente guardaba la urna, unas decenas de personas se manifestaron a favor de Musharraf. «¡Larga vida a Musharraf!», coreaban los manifestantes, la mayoría de ellos mujeres, observados por un número mayor de policías y un grupo de opositores que, silenciosos, exigían saber el destino de personas desaparecidas, cuyas fotos estaban desplegadas sobre el césped enfrente del edificio del Parlamento. Una ciudad medio dormida a lo largo de toda la mañana de votación se desperezó tras anunciarse que Musharraf ha «ganado» un nuevo mandato y la principal avenida capitalina se empezó a llenar de vehículos, cuyos ocupantes hacían sonar la bocina en señal de alegría por la victoria del general. El ministro de Ferrocarriles, Sheikh Rashid Ahmed, anunció en declaraciones a la cadena de televisión «Dawn» que los seguidores de la gubernamental Liga Musulmana celebrarán esta noche el resultado. Ahmed no mostró inquietud ante la posibilidad de que el Supremo, que el día 17 reanuda las vistas sobre los recursos opositores contra la candidatura de Musharraf, falle en contra del general y le impida jurar el cargo. «Esperamos un fallo favorable en su debido momento», declaró .La jornada electoral en Pakistán, que sirvió para escoger a un nuevo presidente, transcurrió con normalidad excepción hecha del colectivo de la abogacía ha llevado a cabo varias protestas en todo el país, sólo violentas en la Provincia de la Frontera del Noroeste, informaron varias fuentes. La Policía cargó con porras contra una manifestación de abogados ante la asamblea de esta provincia y un abogado resultó herido al ser atropellado por un vehículo policial, según el canal Dawn TV. Los abogados, que gritaban eslóganes contra el Gobierno paquistaní, lanzaron piedras contra los agentes y quemaron un blindado ante la sede de la cámara, situada en Peshawar. En Islamabad, una concentración de abogados frente a la Asamblea Nacional fue dispersada sin que se registraran episodios violentos, según una fuente de las fuerzas de seguridad consultada. LA COMUNIDAD internacional mira hacia otro lado y se tapa la nariz ante las elecciones presidenciales en Pakistán, en condiciones bastante peculiares, que corren a cargo de los diputados de la Asamblea Nacional, del Senado y de las cuatro cámaras territoriales. Simplemente interesa que repita el general Pervez Musharraf, jefe del Estado pakistaní desde el golpe de estado que le aupó al poder en 1999 derrocando a Nawaz Sharif, su principal rival político. Musharraf es el principal aliado en la zona de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo islamista de Al Qaeda. Lo que ocurre es que es un aliado de conveniencia porque funciona a medio gas. Ni Bush se fía del todo de Musharraf y viceversa. Hay quien piensa que hay un pacto secreto para retrasar la búsqueda de Osama Bin Laden y demás líderes de Al Qaeda y así poder justificar la presencia constante de tropas norteamericanas en una zona donde hay enormes intereses energéticos. Ni los poderosos servicios de inteligencia paquistaníes hacen todo lo que pueden en la lucha contra Al Qaeda y los talibanes, dicen que para no soliviantar los ánimos populares, ni los norteamericanos dejan de apoyar el programa nuclear de la India. Se ha llegado a un equilibrio entre estas potencias nucleares, muy cercanas a China, y asistimos a una burda representación de unas elecciones a las que Washington pretende dar legitimidad con el acuerdo de reconciliación nacional de Musharraf con la opositora Benazir Bhutto, líder del Partido Popular de Pakistán, cuyos diputados decidieron abstenerse. Bhutto, muy beneficiada económicamente con este acuerdo, pretende compartir el poder con Musharraf, que tiene la doble condición de candidato de su partido y general en jefe de las Fuerzas Armadas como seguro de vida política. El Tribunal Supremo ha permitido la celebración de las elecciones pero ha congelado la proclamación del resultado hasta el 17 de octubre cuando decida sobre los nuevos recursos de la oposición. Otra de las circunstancias peculiares de las elecciones radica en que los diputados que eligen al presidente terminan su mandato el próximo 15 de noviembre, por lo que habrá elecciones legislativas en enero. Todo muy chusco pero Musharraf es nuestro aliado de conveniencia aunque sólo con una pátina de democracia. La votación masiva en favor del general Musharraf era ampliamente esperada, pero el resultado de las elecciones está pendiente de un fallo judicial que no se producirá antes de por lo menos 11 días. En un veredicto inesperado emitido el viernes, el Tribunal Supremo autorizó la celebración de las presidenciales pero prohibió que se proclamen oficialmente sus resultados antes de que dictamine sobre los recursos de la oposición, que sólo empezará a examinar el 17 de octubre. El Supremo deberá pronunciarse tanto sobre la elegibilidad de Musharraf como sobre la validez de los comicios. Por eso, pese a su victoria de este sábado, el general presidente podría ser descalificado por la justicia dentro de aproximadamente dos semanas. El principal reto para Pakistán no son, sin embargo, estas presidenciales, sino las legislativas de comienzos de 2008, que se celebrarán por sufragio universal directo y en las que el partido Musharraf no tiene garantizada la mayoría necesaria para gobernar.

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