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Preocupado por las represalias, el presidente Bush había movilizado a su gobierno contra la resolución

Turquía protesta ante EE.UU. por la condena del genocidio armenio

Además los turcos hacen planes para intervenir militarmente en Irak contra el PKK

Manifestantes turcos gritan consignas contra Estados Unidos, mientras portan la bandera de su país

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colpisa/afp | ankara

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Turquía denunció ayer con dureza la aprobación por una comisión del Congreso estadounidense de un texto que reconoce el «genocidio» armenio, una resolución susceptible de afectar a unas relaciones bilaterales que ya están resentidas por los desacuerdos sobre Irak. Ankara rechaza categóricamente la denominación de «genocidio» para calificar la muerte de cientos de miles de armenios entre 1915 y 1917 durante los últimos años del Imperio Otomano, al que sucedió en 1923 la República de Turquía. En su lugar, prefiere hablar de represalias contra un pueblo que se alió con el enemigo ruso durante la Primera Guerra Mundial. El texto, no vinculante, fue aprobado por 27 votos contra 21 y será enviado a la Cámara de Representantes estadounidense para un eventual examen en sesión plenaria. El presidente turco, Abdulá Gul, calificó de «inaceptable» ese texto, que desafía las advertencias de Ankara y del presidente George Bush, quien, preocupado por las represalias diplomáticas turcas, había movilizado a su Gobierno contra la resolución. El Gobierno turco llamó ayer a consultas a su embajador en Estados Unidos, Nabi Sensoy. La declaración llega en muy mal momento, cuando los turcos hacen planes para intervenir militarmente en Irak contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que utiliza el norte de ese país para lanzar sus ataques contra las fuerzas turcas. La intervención en 2003 de las tropas estadounidenses en el vecino Irak despertó sentimientos antinorteamericanos en la también musulmana Turquía, cuyo Parlamento se negó a autorizar el paso de las unidades de Estados Unidos por su territorio. Los estadounidenses no han olvidado esa negativa por parte de un país aliado de la Otan y desde entonces han entablado estrechas relaciones con las facciones kurdas que administran el norte de Irak, donde el PKK ha establecido sus santuarios. Organización terrorista El recrudecimiento de las actividades del PKK, considerado como una organización terrorista por Ankara y Washington, y las bajas en las filas del Ejército han exasperado al gobierno turco. Presionado por la opinión pública, Ankara decidió escuchar finalmente a sus generales, que quieren acabar con las bases kurdas implantadas en las montañas iraquíes pese a la oposición de Washington y Bagdad. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró el miércoles que su Gobierno entregaría al Parlamento un texto que autoriza el envío durante un año de soldados al extranjero, concretamente a Irak. El Parlamento debería votarlo la próxima semana. Erdogan precisó, sin embargo, que no se prevé en lo inmediato ninguna operación militar, ya que quieren utilizar primero el arma de la disuasión. Por medio de sus dirigentes, el Partido de la Justicia y del Desarrollo advirtió a Washington sobre las consecuencias de la resolución.