Diario de León

| Análisis | Sobrevivir a Blair |

La peor semana de Gordon Brown

La decisión de no adelantar los comicios desata la ira contra el «premier» británico

Gordon Brown, ayer, con su homólogo de Dubai

Gordon Brown, ayer, con su homólogo de Dubai

Publicado por
Inmanol Allende - londres
León

Creado:

Actualizado:

Cobarde, cínico, inmoral. Estos son algunos de los calificativos escuchados esta semana en la alborotada vida política británica dirigidos al primer ministro, Gordon Brown. La decisión de no convocar elecciones anticipadas ante los pésimos sondeos para el Partido Laborista y tras haber filtrado una semana antes su intención de adelantar los comicios, era la chispa que detonaba la caja de truenos. Este ambiente de crispación se trasladó al Parlamento, en donde el líder conservador David Cameron apaleó a un debilitado Brown. No hay duda de que este ha sido el peor trago de los 25 años de carrera política de Brown. Así lo reconoció cuando el miércoles decía a los periodistas: «Seguro que ninguno de ustedes ha tenido la semana que he tenido yo». La desastrosa actuación de Downing Street durante la crisis de las elecciones anticipadas le ha costado a Brown un deterioro significativo de su imagen pública y política, y quizás lo que es peor, la primera crítica pública de un miembro de su Gabinete, el ministro de sanidad, Alan Johnson. Éste indicó que sin entrar a juzgar la decisión de Brown, «sí es verdad que nos podíamos haber ahorrado esta crisis si lo hubiera decidido (no adelantar los comicios) una semana antes». En general, la estrategia de Brown para salir de esta crisis política ha sido un completo desastre. Sus extrañas divagaciones sobre quién era el responsable y en especial su comentario de que aunque hubieran sido malos los sondeos (que lo eran) sobre la proyección del voto laborista, hubiera convocado elecciones anticipadas si era lo correcto para el país, no convencieron a nadie. Única buena noticia A este pésimo ejercicio de divagación y exculpación política siguió su intervención en los Comunes sobre la política británica en Irak, en la que no logró poner fin a las críticas que lo acusaban de haber jugado a política con su visita relámpago e inesperada a las tropas británicas en Irak en medio de la conferencia del Partido Conservador. Pero los problemas solo acababan de comenzar. Ese mismo día Brown habló durante una reunión de su grupo parlamentario y dijo que si algo positivo había tenido su decisión de no convocar elecciones era que ahora se conocía el manifiesto electoral conservador y que podrían ccombatirlo desde ese mismo momento. Al día siguiente, con la presentación del mini presupuesto general del Estado, Brown y su Gobierno fueron acusados por todos los observadores políticos y financieros de haber robado la agenda al partido tory, más aún, de haber ofrecido al país un presupuesto general thatcherista. Brown viviría su mayor crisis en la Cámara de los Comunes, donde el líder tory lo flageló, rasgó y humilló. Cameron ridiculizó a Brown cuando indicó que éste habría retrasado las elecciones incluso si los sondeos le hubieran dado una mayoría de más de 100 parlamentarios. «Nunca los británicos han sido tratados con tanto cinismo», aseguro el conservador, que tras calificar la acción de Brown de «rotunda cobardía» añadió que en Downing Street «no existe convicción, solo cálculo, no hay visión, solo vacío; este fin de semana el premier perdió su autoridad política y su autoridad moral». Por último, el jueves Brown fue considerado obsesivo por su rechazo a convocar un referendo sobre el tratado europeo. Sin olvidar las críticas al Gobierno por su mala gestión con la crisis del Northern Bank, que aún colea.

tracking