Diario de León

El gobierno obligó a las fábricas a enviar al menos a 50 de sus trabajadores a la marcha

Miles de personas se manifiestan en apoyo de la junta militar birmana

Occidente tilda la concentración de farsa tras la declaración de condena de la ONU

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colpisa | rangún

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Miles de personas se concentraron este sábado por la mañana en Rangún para participar en una marcha organizada por la junta militar que gobierna Birmania, en apoyo a su proyecto constitucional, según indicaron testigos de la marcha. Las autoridades avanzaron una cifra de 100.000 personas entre las que figuran muchos funcionarios y milicianos favorables a la junta pertenecientes a la Asociación Unión Solidaridad y Desarrollo (USDA). La junta preparó minuciosamente el acto, con un dispositivo de para conducir a los «manifestantes» al lugar. «Mi sobrina trabaja para una fábrica privada y fue obligada a participar en esta manifestación», afirmó un residente de Rangún que pidió el anonimato. «Cada fábrica de la zona industrial debía enviar a por lo menos 50 personas» a la manifestación, dijo otro residente del lugar. Otras manifestaciones pro junta similares ya fueron convocadas en las últimas semanas en otras ciudades del país, pero se trata de la primera en Rangún, la principal localidad de Birmania, tras la represión llevada a cabo por los militares a finales de septiembre de un movimiento de protesta popular. La concentración pro gubernamental fue anunciada el viernes por la noche por la televisión estatal, que indicó que el régimen proseguirá con su propia «hoja de ruta» anunciada en 2003 para establecer una «democracia disciplinada» en Birmania. En agosto, en coincidencia con un aumento masivo de precios en el pobre país asiático, los generales pusieron fin a un decenio de conversaciones constitucionales en el seno de una Convención Nacional, un proceso totalmente controlado por el régimen y que constituía la primera etapa de esa «hoja de ruta». La Liga Nacional para la Democracia (LND) de la líder opositora y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, en arresto domiciliario desde 2003, boicoteó la Convención, que debía haber dado lugar a un referéndum sobre una nueva Constitución y a elecciones cuyas fechas no fueron fijadas. La farsa En Occidente, todo ese proceso fue calificado de «farsa». La manifestación de ayer se produce dos días después de una declaración del Consejo de Seguridad de la ONU deplorando la violenta represión de las recientes marchas pacíficas en Rangún y pidiendo un auténtico diálogo con Suu Kyi. Asimismo, esa declaración pide también el rápido regreso a Birmania del emisario de la ONU Ibrahim Gambari. Este último ya fue enviado a Birmania a finales de septiembre para convencer a la junta a poner fin a su sangrienta represión del movimiento de protesta encabezado por los monjes budistas, el mayor desafío político al régimen desde 1988. La Casa Blanca pidió a Gambari que vaya directamente a Birmania sin pasar previamente por otras capitales asiáticas.

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