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Los líderes europeos tienen pensado aprovechar la cita para aprobar el Tratado de la Reforma

Un tercio de los ministros que ha elegido el rey alauita ocupan sillones vitales El desacuerdo de Italia en el reparto de escaños complica la cumbre de Lisboa

El Gobierno de Prodi amenaza con vetar la cumbre al perder una parte de su peso en el nuevo Parlamento

Prodi abandona la sede del partido tras participar en las primarias

Publicado por
Juan José Alonso Antonio Delgado - rabat luxemburgo
León

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La mayoría de los ministros del nuevo Gobierno del primer ministro marroquí, Abás El Fassi, nombrados , han sido designados por el rey, forman casi un tercio de ese ejecutivo y ocupan los sectores más estratégicos. Un total de diez ministros, llamados en Marruecos «ministros de soberanía» ocupan los cargos en los sectores más importantes del Gobierno y han sido nombrados por el palacio real. Se trata del ministro de Interior, Chakib Benmusa, del secretario de Estado en el Interior, Saad Hassar, del ministro de Exteriores, Taib Fasi Fihri, y de la secretara de Estado en Exteriores, Latifa Ajerbach, del ministro de Asuntos Islámicos, Ahmed Taufiq, del ministro de Defensa, Abderrahman Sbai y del Secretario General del Gobierno, Abdessadaq Rabi. Además de estas carteras, que estaban consideradas «ministerios de soberanía» durante el Gobierno del primer ministro saliente, Dris Yetú, el palacio nombró otros nuevos ministros, en Energía y Minas (Amina Benjadra), en Educación (Ahmed Jchichen) y en Cultura (Turía Yabran). El nuevo Gobierno se compone de 33 ministros y secretarios de Estado, de los cuales diez son independientes, nueve pertenecen al nacionalista Istiqlal, seis a la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), seis a la Reagrupación Nacional de los Independientes (RNI), y dos al Partido del Progreso y del Socialismo. Queda fuera del Gobierno el Movimiento Popular (MP), miembro de la mayoría saliente y que rechazó este fin de semana participar en el nuevo Gabinete de El Fasi. El desacuerdo de Italia con el reparto de escaños previsto por el Parlamento Europeo ha sembrado cierta incertidumbre sobre la inminente cumbre de Lisboa, donde los líderes europeos proyectan acordar el nuevo Tratado de Reforma y cerrar así la larga crisis institucional de la Unión. Los jefes de Estado y de Gobierno deben pronunciarse sobre la propuesta aprobada por el Parlamento Europeo para la legislatura 2009-2014, que beneficia principalmente a España al otorgarle 4 escaños más, hasta 54, que en lo previsto en el Tratado de Niza. Italia se quedaría en 72 eurodiputados y perdería así la paridad con Reino Unido -que subiría hasta 73- y Francia -hasta 74-, lo que ha llevado al Gobierno de Romano Prodi a amenazar con un veto en Lisboa. Hay controversia sobre cuál sería el alcance de ese veto. El ministro italiano de Exteriores, Massimo D'Alema, sostuvo ante sus homólogos de los Veintisiete que el acuerdo sobre el reparto de escaños puede aplazarse sin dejar de aprobar por ello en Lisboa el nuevo Tratado de la UE, al entender que «no hay una vinculación jurídica» entre ambas cuestiones. Esto permitiría a Italia bloquear la nueva distribución de la Eurocámara sin cargar con el coste político de dejar en el aire el Tratado de Reforma. La delegación española, que discrepa de la tesis italiana, solicitó hoy la opinión del jurisconsulto del Consejo de la UE, Jean-Claude Piris. «Ha dejado claro que existe un vínculo indisociable desde el punto de vista jurídico», resumió en rueda de prensa el secretario de Estado español para Asuntos Europeos, Alberto Navarro. El borrador del nuevo Tratado establece en su articulado los parámetros generales de la nueva Eurocámara: hasta 750 escaños, con un máximo de 96 y un mínimo de 6 por país. La alusión al momento en que debe cerrarse el reparto de escaños se establece en cambio en una disposición transitoria, que señala que los líderes europeos habrán de adoptar una decisión «con tiempo suficiente» antes de las elecciones europeas de 2009. La controversia en torno al nuevo diseño del hemiciclo comunitario es «complicada» y «posiblemente sea el tema más importante que va a llegar abierto a Lisboa», reconoció Navarro. La pérdida de peso en el hemiciclo comunitario ha suscitado una viva controversia política en Italia y ha llevado al Gobierno italiano a pedir un aplazamiento del reparto de escaños hasta que se alcance una distribución más satisfactoria para sus intereses. España cuenta, en cambio, con presentar el aumento de su presencia en la Eurocámara como una de las ventajas del nuevo Tratado y no concibe de momento desvincular una y otra cuestión. Un ajuste en los escaños de Francia, Italia y Reino Unido que devolviese la paridad a estos tres países resolvería las reservas de Roma, pero podría dar pie a otras reivindicaciones que complicasen aún más el acuerdo, según advirtió el eurodiputado liberal británico Andrew Duff. «Si Italia pide 73, España tendrá que tener más. Y si España obtiene más, Polonia también lo pedirá. ¿De dónde van a venir esos escaños suplementarios? ¿del cielo?», dijo Duff, uno de los tres representantes del Parlamento Europeo en la negociación del nuevo Tratado. Respecto a la pretensión italiana de que la base para el reparto de eurodiputados no sea el número de residentes, sino el de ciudadanos-nacionales, Navarro indicó que es un argumento «con interés» que podría incluso beneficiar a España por la cantidad de españoles residentes en América Latina y otros países. No obstante, opinó que, en línea con lo previsto en el informe parlamentario sobre el nuevo reparto, la cuestión no debería resolverse ahora, sino ser debatida a fondo por la Eurocámara con vistas a un posible cambio de criterio a partir de 2014..