Diario de León
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ENRIQUE VÁZQUEZ
León

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EL MINISTRO turco de Exteriores, Alí Babacan, rechazó el martes el alto el fuego ofrecido por la guerrilla kurda del PKK, pero lo hizo en Bagdad, donde buscaba evitar el agravamiento de la situación sobre el terreno mientras el ejército turco seguía reunieron tropas en la frontera con Iraq. El viaje de Babacan es una fuerte concesión a Washington, donde la alarma es extrema y cuyo gobierno ha entrado en escena con toda energía en un intento de evitar la desestabilizacion en el Kurdistán iraquí, un hecho que podría tener consecuencias incalculables sobre su esfuerzo en Iraq. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, mantuvo su agenda diplomática ordinaria y viajó a Londres, donde reiteró lo que parece una cierta inclinación de su país por una solución diplomática, tal y como recomiendan, o exigen, los norteamericanos, hostiles por completo a una intervención militar a fondo en suelo kurdo-iraquí. Londres ayuda a su vez y la secretaria de Estado Condoleezza Rice y su colega británico, David Miliband, han presentado un proyecto de reunión en Estambul el dos de noviembre en la que podrían estar presentes todos los países vecinos de Iraq (lo que, por cierto, incluye a Irán y Siria). Asimismo, la Sra. Rice habría dado a Erdogan seguridades de que su gobierno hará lo necesario para restaurar el statu quo, es decir las incursiones del PKK. Pero hay escepticismo en los medios políticos sobre la aparente posibilidad de una operación conjunta turco-americana contra los santuarios del PKK insinuada por Erdogan como una sugerencia de Washington, cuyo gobierno está realmente en medio de antagonistas con los que tiene y entiende mantener relaciones privilegiadas y cruciales para sus planes regionales. Es evidente que la propuesta de alto el fuego del PKK el lunes fue resultado de las presiones conjuntas de los kurdos oficiales en Iraq (entre ellos el presidente Talabani y el ministro de Exteriores, Hoshyar Zebari), el gobierno iraquí de Nuri al-Maliki y, desde luego, la administración Bush, que ha recordado que el PKK está en su lista de organizaciones terroristas lo que no significa que esté listo para atacarle. La razón es obvia: siempre ha habido kurdos buenos, malos y regulares: los iraquíes han ayudado mucho a la invasión de 2003 y tienen tratos discretos con Israel, es decir, son aliados de peso y no pueden ser objeto de graves represalias.

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