Las «señoras de» ya tienen voz
Por primera vez, no serán sus esposos, animales políticos en la jungla electoral de EEUU, quienes den sus opiniones, las «señoras de» los aspirantes a la presidencia van a hablar
Tradicionalmente han sido sombras perfectas, mujeres discretas que manejaban con destreza el segundo plano y preferían no llegar que pasarse. Pero ahora, las «señoras de» los aspirantes a la presidencia de EEUU van a hablar. Atrás quedan los tiempos en los que, en 1992, Bill Clinton, entonces entusiasmado candidato a la presidencia, se tuvo que tragar su propuesta de «dos por uno» con la que pretendía animar a los votantes a tener en la Casa Blanca dos «cerebros», el suyo y el de Hillary, por el «precio» de uno. Los tiempos han cambiado. Tal y como confirmaban fuentes de la campaña presidencial de Hilary, «ella ahora se explica por sí misma». Y María Shriver Kennedy, la esposa del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, periodista retirada y política por apellido va a dar a las «esposas de» la oportunidad de sentarse frente a frente y debatir en un foro que tuvo lugar ayer noche en California. Por primera vez, no serán sus esposos, animales políticos en la jungla electoral de EEUU, quienes den sus medidas opiniones. Shriver, que forma parte del clan Kennedy -sin duda el apellido político más famoso de Estados Unidos- lleva en sus venas sangre demócrata pero, como está casada con un republicano -Arnold-, no ha hecho distingos en su invitación. Han confirmado su presencia las demócratas Elizabeth Edwards y Michelle Obama y las republicanas Jeri Thompson, Cindy McCain y Ann Romney quienes, en el seno de una Conferencia de Mujeres a la que también asiste la esposa del presidente de México, Margarita Zavala, van a debatir sobre los efectos de la política y el cambio del papel de la mujer y de la familia. Realmente, los temas son lo de menos. Lo que la gente quiere es escuchar a estas mujeres. Verlas actuar. Comprobar si son humildes o prepotentes. Probablemente casi ninguna de ellas -Jeri Thompson, que ha empujado mucho a su marido, es quizá una excepción- se hubiera colocado en esta tesitura por voluntad propia. Y es que, en Estados Unidos, tanto la presidencia como la larga campaña electoral que la precede, son un asunto de familia. En la campaña cuenta no sólo el candidato sino también su entorno, su esposa y lo bien o mal que la unidad familiar completa caiga a la gente. Al final, es un tema de sentimientos. De percepciones. Probablemente por eso es tan importante este debate femenino al que parecen haber confirmado su asistencia sólo las esposas de aquellos candidatos cuyos asesores creen que «ella» puede ser importante para los intereses electorales del marido. La única que ha declinado formalmente la invitación es Judith Giuliani, la controvertida tercera esposa del ex-alcalde de Nueva York que, de momento, no ha salido muy bien parada en la prensa. Es de esperar que Elizabeth Edwards se lleve la palma en lo que al tirón se refiere ya que, por historia y circunstancia, es probablemente la «esposa de» que más cariño -¿o será compasión?- concita entre el público estadounidense. A sus 58 años, esta abogada madre de cuatro hijos, uno de ellos muerto en un accidente de tráfico, que lucha contra una grave metástasis de cáncer de mama, es un ejemplo vivo de apoyo a su marido y de fuerza en la adversidad. Elizabeth demostró gran coraje cuando, tras la muerte de su hijo mayor y con más de 50 años, decidió volver a quedarse embarazada para demostrar que nunca es tarde para conseguir lo que realmente se quiere. Junto a ella se sentará Michelle Obama, quien, como Edwards, es también abogada y demócrata pero cuyas formas son muy diferentes. Elegante madre de dos niñas, Michelle ha dejado sus actividades en suspenso para acompañar a su marido en la campaña electoral. Pero no va callada. Habla y, cuando lo cree necesario, arremete contra los rivales de su esposo . Estarán también Jeri Thompson, quien por su condición de «joven -y exuberante- esposa» del ex-senador republicano, lucha contra la imagen de «esposa trofeo», y Cindy McCain, multimillonaria segunda mujer del veterano senador que tiene detrás una interesante lucha contra la adicción a las drogas. El cuadro lo completa Ann Romney, esposa del ex-gobernador de Massachussets y madre de cinco hijos quien, sin duda, tendrá que explicar qué significa ser mormón hoy en día en EEUU A pesar de que el auditorio tiene 14.000 butacas, no hay entradas. buena prueba de la trascendencia de la iniciativa