El presidente palestino Abbás invoca el legado de Arafat para atacar a Hamás

Falto del carisma y del aura poderosa del rais, el presidente palestino, Mahmud Abbás, se hizo acompañar ayer de un inmenso mural con la fotografía sonriente de Yaser Arafat para arremeter ante los suyos contra Hamás, y defender la «oportunidad histórica» de la próxima Conferencia de Anápolis, en la que -prometió- no renunciarán a sus «derechos nacionales» frente a Israel para lograr el sueño del Estado palestino. «Te lo reiteramos, Abú Amar, -dijo, recordando el nombre de guerra de su antecesor- y también se lo reiteramos a nuestro pueblo: que nos mantendremos fieles a nuestros principios. Esa es nuestra opción de paz». Era ayer el tercer aniversario de la muerte de Arafat. Y en medio de una marea humana que batía banderas y kefiyas al grito de «esperamos que Dios nos traiga la victoria», Abbás no dudó en utilizar todo el legado de quien fue su maestro y de adueñarse del espíritu de que llamó «eterno mártir» para escenificar en Ramala un inusual gesto de fuerza. En el que se reveló enérgico contra la profunda división palestina, materializada en la partición de los territorios en Gaza y Cisjordania desde que Hamás tomara al asalto en junio el poder en la franja. «Esas fuerzas de la oscuridad -proclamó en referencia a los islamistas- no podrán secuestrar nuestra historia o cerrar la ventana a nuestro futuro. Los hay que apuñalan la Democracia y prefieren los golpes de Estado militares al camino del diálogo nacional, pero Hamás no podrá borrar los logros de Arafat». «Tendrán que darse cuenta ya de que su retirada de lo que tomaron por la fuerza es el mejor camino para la unidad palestina», advirtió, entre los aplausos del primer ministro, Salam Fayad y de su guardia pretoriana política, en la que esta vez no faltó su perenne asesor de Seguridad, el coronel Mohammed Dahlan. Sin conversaciones No habrá conversaciones con los rebeldes, aseguró Abbás, pero en el inédito papel de líder severo que adoptó para mostrarse en el bastión de su partido, Al Fatah, tampoco ahorró las críticas a Israel. Empezando por la muralla de separación que rodea Cisjordania, al igual que los asentamientos y los controles militares.