Diario de León

OPINIÓN

Un auténtico provocador Un dirigente del partido de Lula une la monarquía española al fascismo

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JAVIER FERNÁNDEZ ARRIBAS - efe | río de janeiro

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NO ES FÁCIL contenerse, pero el gobierno español no debe caer en la provocación constante de un deslenguado Hugo Chávez que debe estar recomiéndose por dentro al no reaccionar en ese instante tras la intervención del Rey de España. La realidad es que calló y punto. La intervención de la presidenta chilena, Michelle Bachelet, evitó una situación todavía más embarazosa que se creó por su laxitud a la hora de permitir al presidente venezolano reiterar los insultos graves contra el ex presidente español, José María Aznar, contra Estados Unidos y las graves acusaciones contra los empresarios españoles de respaldar el golpe de estado de 2002, que estuvo a punto de echarle del poder. Y sobre todo, lo más intolerable era su tono pendenciero e irónico de nuevo rico que pasa factura a todo el que le incomoda escudado en los millones de petrodólares que utiliza para sus ambiciones políticas y personales en otros países de América Latina. Chávez sigue provocando el enfrentamiento con el gobierno español, sube el tono cada día con el fin de inflar una corriente nacionalista en Venezuela que le ayude a ganar el referéndum del próximo 2 de diciembre y sacar adelante la reforma de 69 artículos de la Constitución que le conferiría amplios poderes y perpetuarse en el poder. Hay un riesgo elevado de traspasar la tensión contra los españoles a sus comités revolucionarios. Chávez juega con fuego en su ansía de protagonismo e influencia en América Latina donde los líderes de los países más relevantes como Brasil, México, Chile o Perú no piensan permitirlo. Fracasó en Perú y en México. Tuvo éxito en Bolivia y en Ecuador. Ya veremos como actúa la nueva presidenta de Argentina y se entiende poco que el colombiano le haya regalado el protagonismo de mediar con la guerrilla de las FARC. Todos deberían aprender que Chávez es producto de la ineficacia y corrupción continuadas de los partidos políticos tradicionales de Venezuela que provocaron la frustración constante de los ciudadanos que encontraron en el populismo de Chávez una opción posible para mejorar su mísera vida. Esta es la realidad que ahora desestabiliza la región. Hay que aprender la lección porque con Bolivia y Ecuador ya es bastante. La necesidad de cohesión social en América Latina es acuciante. El Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, divulgó un articulo en el que ataca a los políticos brasileños que critican al presidente venezolano, Hugo Chávez y vincula la monarquía española al fascismo. El artículo, firmado por el secretario de Relaciones Internacionales, Valter Pomar, ha sido publicado en el sitio en internet del PT en una semana de acalorada discusión por el choque entre el rey Juan Carlos de Borbón y Chávez, especialmente por la defensa de éste último por parte de Lula. El incidente, que como en toda la región tuvo fuerte repercusión en círculos políticos y de prensa brasileños, continúa alimentando el debate político en Brasil por las declaraciones de Lula el miércoles, cuando dijo que se puede «criticar a Chávez por cualquier otra cosa», pero no por falta de democracia. «Nadie está obligado a concordar con el estilo de Chávez, con la reforma constitucional o con el socialismo bolivariano. Pero es imposible oír callado a cierta gente posando de demócrata, acusando al gobierno de Venezuela de ser dictatorial por estar proponiendo la reelección ilimitada o por haber cerrado un canal de comunicación», escribe Pomar en un artículo titulado «buenos modos e hipocresía». El político del PT, quien se refería con ese comentario al ex presidente y ahora senador José Sarney, entre otros políticos, agrega que la posibilidad de reelección del primer mandatario del país «está presente en algunos otros países del mundo y no es esto, de manera aislada, lo que hace de un país una dictadura o una democracia». «En términos de espectáculo, nada se compara con la reacción indignada con que ciertos medios se hicieron eco de la frase que el rey de España dirigió al presidente Chávez, durante la cumbre Iberoamericana, celebrada recientemente en Santiago de Chile», añade. Pomar agrega que, «para quien no se acuerde, la República española fue aplastada por un levantamiento fascista, que restauró la monarquía. Después de la muerte de (Francisco) Franco, Juan Carlos fue coronado y desempeñó un papel como mínimo controvertido» en el proceso de democratización. El político recuerda en su artículo que el incidente ocurrió después de que Chávez acusara al ex primer ministro español José María Aznar de fascista, a lo que Zapatero reaccionó pidiendo respeto. Chávez interrumpió varias veces al presidente del Gobierno español y fue «en este contexto» que Don Juan Carlos le dijo: «Por qué no te callas». «No se trata de una frase especialmente profunda, diferente de la intervención de Zapatero, que presentó su punto de vista sobre cómo deben comportarse los representantes de países en encuentros multilaterales. Punto de vista cuestionable, pero comprensible», escribe Pomar.

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