El vacío de poder en Líbano corre el riesgo de prolongarse

El vacío en la jefatura del Estado corre el riesgo de prolongarse en Líbano por un periodo indeterminado, después de la salida del presidente Emile Lahud, que no tiene todavía sucesor. «La situación podría durar semanas», asegura el analista político Michael Young. «Pero no es nada nuevo, porque Líbano está paralizado políticamente desde hace ya más de un año, con unas instituciones -como la presidencia, el Gobierno y el Parlamento- que no funcionan correctamente», añade. Lahud, pro-sirio, abandonó sus funciones al expirar su mandato el viernes a medianoche, dejando el puesto vacante porque el Parlamento no logró ponerse de acuerdo para elegir a un sucesor. El Gobierno del primer ministro Fuad Siniora heredó temporalmente las prerrogativas presidenciales, tal y como preveía la Constitución. Sin embargo, el partido chií Hezbolá volvió a negar el domingo la legitimidad del Gobierno actual y dijo que éste «no existe, no puede gobernar y no puede asumir los poderes presidenciales», en palabras del número dos de la formación, Naim Qassem. Gobierno ilegítimo La oposición, apoyada por Siria e Irán y encabezada por Hezbolá, considera al Gabinete de Siniora como ilegítimo desde que el año pasado dimitieron seis de sus ministros, entre ellos cinco chiíes. Aunque los diferentes líderes libaneses se han comprometido a encontrar un presidente de consenso, en los últimos días no ha habido progresos en las negociaciones entre la mayoría parlamentaria antisiria y la oposición. La sesión del Parlamento destinada a elegir un presidente está prevista el próximo viernes. La crisis en Líbano se puede interpretar también como una prolongación del pulso que mantiene Estados Unidos con Siria e Irán, según el profesor de derecho Sami Salhab. «El problema puede solucionarse en un día o en un mes, visto que Líbano vuelve a ser víctima de las tensiones regionales», estima Salhab. «Una vez más, Líbano es un buzón por el que cada actor extranjero envía un mensaje a los demás. Líbano vuelve a ser víctima de los acontecimientos en Oriente Próximo, en Siria, en Palestina y en torno al contencioso nuclear iraní», aduce.