«A Venezuela se la respeta»

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, se ha lanzado a una escalada verbal, a una semana del referendo para la reforma constitucional, en un escenario de polémica que está causando tensión en las relaciones iberoamericanas. Con el lema de que «A Venezuela se la respeta», retomado por algunos de sus simpatizantes en manifestaciones a favor del proyecto de reforma de la Carta Magna, el jefe del Estado venezolano ha venido subiendo el tono en los últimos días respecto a Colombia, e insistido en que el Rey de España debe presentarle disculpas. Ambas controversias, generadas en distintos ámbitos, alcanzaron un nuevo grado el domingo cuando Chávez, en un acto ante sus seguidores, afirmó que metía «en el congelador» las relaciones con Bogotá, y añadió que también las congelaba con España a la espera de las solicitadas disculpas. Ante la creciente escalada verbal del presidente, el rector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB-privada), el jesuita Luis Ugalde, recomendó al jefe del Estado «un descanso» para evitar, dijo, convertirse en un «carrito chocón» y llevar las relaciones internacionales a «situaciones delicadas». Chávez anunció también el domingo que así las cosas con Bogotá quedaba descartado el retorno de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que integran Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú. Ugalde comentó que, independientemente del resultado de la consulta popular sobre la reforma, Chávez continuará en la Presidencia al menos cinco años más y requerirá de la «colaboración» de otros países, con lo cual «no puede romper con todo el mundo». Por su parte, el periodista y ex candidato presidencial venezolano Teodoro Petkoff atribuyó a su vez las últimas reacciones de Chávez a la cercanía del referendo y advirtió que las encuestas muestran la posibilidad de que esa consulta sea adversa al gobernante venezolano. En opinión de Petkoff, el anuncio de Chávez de que congelaba las relaciones con Colombia es «una reacción psicopática de un ego muy herido» después de que el Rey Juan Carlos lo mandara callar en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile.