Tanto Irán como Hamás intentan mostrar su rechazo a la cita de Annapolis

Irán se hizo presente ayer martes, día clave de la Conferencia de Anápolis, como corresponde a una potencia armamentística que empieza a sentirse acorralada, y ya no sólo por sus declarados enemigos de Occidente, sino también por el aislamiento de los que creía sus hermanos musulmanes del Mundo árabe. El régimen de Mahmud Ahmadineyad anunció que la industria iraní ha desarrollado un nuevo misil balístico bautizado «Ashura» con un alcance de 2.000 kilómetros, capaz de llegar a Israel y a las bases norteamericanas desplegadas por la región. «La fabricación del nuevo misil, que iguala el potencial del Shahab-3 mejorado que Teherán presentó en 2005, era difundida ayer después de los esfuerzos de Ahmadineyad por evitar la semana pasada mediante contactos telefónicos la presencia de Arabia Saudí, y especialmente de su gran aliado, Siria en la cumbre promovida por George Bush. «Separar a Irán de Siria será el primer disparo de Anápolis» había amenazado el pasado lunes a través de su página web personal el antiguo comandante de la Guardia Revolucionaria, Mohsen Rezai. Cumbre musulmana Ahmadineyad también eligió este martes para anunciar la disposición de Teherán a participar en la cumbre de jefes de Estado de Países Musulmanes prevista el próximo año en Senegal, en un gesto, quizás, por recuperar una dialéctica de fraternidad con quienes le han dado la espalda. El anuncio del nuevo misil balístico se produjo coincidiendo con la jornada en Irán de las «Fuerzas de Movilización», -las basiyíes creadas por el Imán Jomeini y formadas por 12,5 millones de hombres y mujeres-, durante la que el líder supremo de la República Islámica, ayatolá Ali Jamenei, invocó la complicidad del régimen con los palestinos, reducida a Hamás. «El despertar del pueblo palestino, vinculado al del Islam y del pueblo iraní, impedirá la materialización de las nefastas metas que alberga EE.UU con la celebración de esta Conferencia», clamó en referencia a Anápolis. En Gaza, decenas de miles de partidarios de Hamás salieron a la calle por segundo día para gritar «¡muerte a América, muerte a Israel!» en protesta por esta cumbre de «colaboradores». Las manifestaciones se reprodujeron en Hebrón, Nablus, Tulkarem o Ramala, donde la policía la disolvió violentamente