El príncipe Felipe limitará a un «saludo protocolario» su encuentro con Chávez en Buenos Aires
No hay ninguna reunión programada entre el príncipe Felipe y Hugo Chávez, para rebajar la tensión generada hace un mes en la Cumbre Iberoamericana de Chile. La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, aseguró ayer que, como mucho, habrá un «saludo protocolario» entre ambos si el dirigente venezolano asiste en Buenos Aires a la toma de posesión de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kichner, a la que está invitado el Príncipe de Asturias el próximo lunes. El presidente de Venezuela, que ha llegado a exigir excusas formales del Rey Juan Carlos por haberle mandado callar cuando interrumpía sin miramientos a José Luis Rodríguez Zapatero en la reunión de la capital chilena, dijo haber recibido mensajes conciliadores desde Madrid y ofrecimientos de un próximo contacto. La número dos del Gobierno aseguró, sin embargo, que ni ha habido «petición» alguna para un encuentro con el Príncipe de Asturias ni desde España se ha previsto «nada más» que lo que exige la cortesía elemental. Desmintió así al propio Chávez, quien aseguró que Madrid le había pedido una audiencia para don Felipe a fin de recomponer unas relaciones que el mandatario venezolano dio por «congeladas» hace apenas tres semanas. La diplomacia española ya quitó entonces importancia a las palabras del presidente latinoamericano, convencida de que su escalada verbal contra España formaba parte exclusivamente de su campaña para el referéndum constitucional del pasado domingo. Alerta de golpe de Estado Por su parte, el general retirado y ex ministro de Defensa de Venezuela Raúl Baduel afirmó ayer que la insistencia del presidente del país, Hugo Chávez, en «imponer» la reforma de la Constitución rechazada en referendo «consumaría un golpe de Estado». Sin nombrar a Chávez, Baduel dijo que «personajes que han estado vinculados a imponer esa mal llamada reforma» pretenden ahora «imponerla por otras vías», lo que, de concretarse, «consumaría un golpe de Estado contra la Constitución». Agregó a Unionradio que el oficialismo admite que no cejará en su empeño por «imponer» la reforma mediante los poderes legislativos que los diputados transfirieron a Chávez a mediados de año (Ley Habilitante), una enmienda constitucional, que puede presentar el Ejecutivo o el Legislativo, o «por iniciativa popular u otra vía». El general que fue ministro de Defensa hasta mediados de año y que lideró la contraofensiva castrense que el 13 de abril de 2002 repuso a Chávez en el cargo tras el golpe de Estado que le había separado 48 horas antes, repitió su exhorto de ayer a la oposición a no desmovilizarse ante la «actitud retadora» del Gobierno.