Hamás amenaza con otra intifada en el veinte aniversario de su fundación

Ya lo decían las pancartas gigantes instaladas en la plaza de los festejos: »no vamos a reconocer a Israel, el Corán es nuestra constitución, y la lucha nuestro único camino«. Pero mientras la multitud vitoreaba en la calle canciones de orgullo y consignas de guerra -»¿cuál es nuestro objetivo?, gritaban, «el martirio por Alá»-, la demostración de fuerza que Hamás había prometido en el 20 aniversario de su fundación, , llegó por televisión. Desde su exilio salvador en Damasco, el máximo líder espiritual del Movimiento islamista, Jaled Meshal, escenificaba la amenaza directa de un nuevo levantamiento. «Nuestro pueblo es capaz de lanzar una tercera Intifada hasta que nazca la victoria -avisaba a través de una grabación emitida por Hamás TV-, la violencia es nuestra opción real, nuestra baza, que hará que el enemigo sucumba ante nosotros». Meshal hacía pública su advertencia desde la distancia. Pero con la marea humana de fondo compuesta por los hasta 350.000 seguidores islamistas que se reunieron en el centro de Gaza para honrar a Hamás y la renovación de su juramento de resistencia fundacional en que se convirtió el acto de su cumpleaños.Columnas de adolescentes uniformados de negro y con coronas de laurel, algunos con réplicas de falsos cohetes kassam al hombro, se mezclaron entre la masa, que aplaudió hasta el paroxismo los gestos más exagerados de la puesta en escena de Hamás. Como la intervención del diputado Mushir al-Masri, anunciando que Gaza «será una tumba para los soldados israelíes si la invaden». «Judíos, ya hemos cavado vuestras fosas», proclamó impaciente. Como la presencia en el escenario de cincuenta mujeres vestidas a la usanza suicida. Con la cara tapada, la bandera islamista en el pecho y cinturones de explosivos a la cintura. «Es para que sepamos que ellas están también con nosotros -interpretaba subido a un tejado un viejo militante, Said Ahyara-, que están dispuestas a sacrificar a sus hijos: esta es la verdadera demostración de que Hamás es fuerte después de veinte años y después de veinte mil mártires». Como la promesa del oficial islamista Osama al-Mizayni, que prometió al gentío que el soldado hebreo Gilad Shalit atrapado «no verá la luz del día hasta que Israel libere a todos