Abdalá indulta a la «chica de Qatif» Basora vive la calma más absoluta en el primer día bajo control iraquí Al Qaeda pierde a otro mando

El rey Abdalá de Arabia Saudí decidió indultar a una joven víctima de una violación colectiva que había sido condenada a seis meses de cárcel y a 200 latigazos. El monarca puso fin así a un incómodo asunto para este reino que provocó la indignación occidental. La información fue publicada por el diario saudí Al Jazira y no hubo hasta ahora confirmación oficial de este perdón, que se habría producido coincidiendo con una gran fiesta para los musulmanes, la peregrinación anual a La Meca. Además, sin confirmar el perdón, el ministro de Justicia, Abdalá Al-Cheij declaró al mismo diario que el monarca tenía «derecho a anular las decisiones judiciales que considere oportunas si es por el bien general». La sentencia dictada contra esta joven de 19 años provocó una lluvia de críticas internacionales, desde organizaciones de defensa de los derechos humanos hasta la Casa Blanca, que calificó el hecho de «escandaloso». La mujer, cuya identidad no ha sido revelada, fue violada por un grupo de siete hombres y condenada en octubre de 2006 a 90 latigazos por haber sido encontrada en un automóvil en compañía de un «desconocido». Arabia Saudí, que alberga en su territorio los principales lugares santos según el Islam, está regida por los principios de wahhabismo, una interpretación muy rígida de la religión y de la ley islámica, la charia, que impone, entre otros, una separación radical de los sexos. Así, una mujer no tiene derecho a estar acompañada por un hombre que no sea un familiar cercano, como su abuelo, padre, tío, marido, hijo o hermano. Los agresores de la joven, que la violaron tras encontrarla en el automóvil con un hombre que no pertenecía a este círculo restringido, fueron condenados a penas de entre uno y cinco años de cárcel. Sin embargo, un año después, el pasado 14 de noviembre, la condena fue revisada y la joven, apodada ya la «chica de Qatif», nombre de la ciudad en la que ocurrió el delito, fue condenada a 200 latigazos y a seis meses de cárcel. El tribunal también aumentó las penas de los agresores, que oscilan entre los dos y nueve años de cárcel. La polémica por este asunto ha perjudicado claramente a la reputación del país. Un responsable saudí que prefirió no revelar su identidad consideró que el veredicto del tribunal había provocado grandes divisiones en el país e incluso expertos de la sharia estaban en desacuerdo. El ministro saudí de Relaciones Exteriores, el príncipe Saud al Fayçal, indicó recientemente que la sentencia se estaba «revisando», lo cual hacía prever que el reino estaba haciendo lo posible para mejorar su imagen tras este desgraciado incidente. La provincia de Basora vive en relativa calma la primera jornada después de que las tropas iraquíes hayan asumido el control sobre la seguridad, aunque un nuevo vídeo del «número dos» de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, haya reavivado el temor. Según habitantes de Basora, la situación es de tranquilidad, pese a que existe una gran presencia militar y se respira la intranquilidad ante un atentado que haga saltar la frágil situación por los aires. «Las calles de la ciudad están llenas de gente comprando y vendiendo, y el tráfico es lento por la cantidad de vehículos en algunas zonas», dijo a Efe Sami Jalifa, un analista político residente en la ciudad de Basora, la capital de la provincia. Cientos de miembros del Ejército iraquí y de las fuerzas de seguridad del Ministerio del Interior están desplegados en las calles de la ciudad desde ayer, inmediatamente después de la firma del acuerdo en el aeropuerto de Basora entre las autoridades iraquíes y el Ejército británico. Se han instalado decenas de puestos de control militares en las carreteras más frecuentadas de la provincia para abortar cualquier intento de desestabilización. «Todos en la ciudad están contentos con el despliegue de las tropas iraquíes en la ciudad, pero seguimos preocupados por el futuro», señaló a Efe Haider al Saadi, un alto funcionario del Gobierno provincial. «Asumir la responsabilidad de la seguridad es un importante paso adelante hacia la seguridad y la estabilidad, pero esta medida podría despertar el deseo de las milicias (chiíes) de iniciar un conflicto abierto por el control de la ciudad», agregó. Saadi hacía referencia a las tres milicias chiíes que controlan en la práctica Basora: el Ejército del Mahdi, del líder rebelde chií Muqtada al Sadr, el Partido Supremo Islámico de Irak, del clérigo Abbdelaziz al Hakim, y el Fahdila, o Partido de la Virtud. Basora es una región de suma importancia estratégica por su salida al mar, y también es el principal centro de la actividad petrolera de Irak, desde donde se extrae más del 70 por ciento del total de la producción de crudo de este país árabe. «Nuestras preocupaciones se fundamentan en el pobre adiestramiento de las tropas iraquíes y las dudas sobre su capacidad para gestionar cualquier estallido de la violencia en la provincia», dijo a Efe un analista que pidió no ser identificado. A estas dudas sobre el desempeño de las fuerzas iraquíes se unen las sombras arrojadas esta noche por el «número dos» de la red terrorista Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, en un nuevo vídeo difundido en internet. En una entrevista para la productora de Al Qaeda, As Sahab, de una hora y 37 minutos de duración, Zawahiri aseguró que el traspaso de la seguridad a manos iraquíes significa el triunfo de la insurgencia frente a las tropas británicas. La Policía iraquí detuvo a un supuesto dirigente de Al Qaeda en las proximidades de la ciudad de Mosul, 400 kilómetros al norte de Bagdad, y halló nueve cadáveres en distintos puntos de Irak, según fuentes policiales. Las fuentes explicaron que un supuesto cabecilla terrorista identificado como Abdalá Ali Salmán fue arrestado durante una redada en la ciudad de Al Qiyara, 50 kilómetros al sur de Mosul. Salmán está acusado de ser uno de los «emires» de la red terrorista Al Qaeda en Irak, apuntaron las fuentes, que no dieron más detalles. Por otro lado, la Policía iraquí halló hoy nueve cadáveres con señales de tortura e impactos de bala en distintas ciudades del país.