La difícil condición de aspirar a ser presidente con orígenes latinos

El gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, es un buen amigo del ex presidente Bill Clinton, y un hombre afable al que le gusta hacer bromas y comer, y que confiesa estar perpetuamente a dieta. Si gana las elecciones en noviembre de 2008 se convertiría en el primer latino en ser presidente de Estados Unidos. Hijo de madre mexicana y padre estadounidense nacido en California, Richardson pasó su infancia en la ciudad de México. Con catorce años, sus padres le enviaron a un internado en Massachusetts, donde cursó los estudios secundarios. Se tuvo que acostumbrar a ser el único alumno latino de la escuela, pero también se ganó la fama de ser uno de los mejores jugadores de béisbol del equipo. Como congresista por Nuevo México, Richardson se encontraba de camino a Corea del Norte en 1994 cuando Pyongyang derribó un helicóptero estadounidense que había entrado en su territorio por error. Clinton, entonces presidente, le pidió que negociara con Corea del Norte la salida de los pilotos, Ahí comenzó la carrera de Richardson como mediador, a veces de forma oficial, otras en nombre de familias de detenidos, en los puntos más calientes del mundo. El gobernador ha usado esos éxitos durante la campaña electoral como prueba de su experiencia en política exterior. Otro punto fuerte de su currículum es la política energética, por su experiencia en el Congreso y como secretario en el gabinete de Clinton en ese campo.