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Se trata de la primera vez que los ciudadanos de Las Vegas participan en las primarias americanas

Hillary Clinton trata de dejar atrás a Obama en los caucus de Nevada

Vende la regularización de inmigrantes de su marido para captar el voto de los hispanos

Bill Clinton hace en esta ocasión campaña por su mujer

Publicado por
Mercedes Gallego - las vegas
León

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Barack Obama ganó Iowa. Hillary Clinton New Hampshire. Hagan sus apuestas, damas y caballeros, el desempate se jugó ayer en los casinos de Las Vegas. Ocho de estos megacomplejos del juego que emplean hasta 5.000 personas cada uno celebrarán caucus por primera vez en la historia para que los crupiers, las bailarinas de striptease y los camareros puedan elegir al próximo presidente de EE.UU. Ya no son los sofisticados casinos de la ciudad del pecado donde cantaba Frank Sinatra y se paseaban las últimas bellezas de Hollywood. Hoy son gigantescos parques temáticos donde se recibe al huésped con un mapa del hotel en la mano, aunque haría un GPS para encontrar la recepción. Cualquiera que esté dispuesto a dejarse el dinero puede entrar, ya sea en sandalias o zapatos de deporte. Los casinos de Las Vegas están pensados para las masas, y hace falta un verdadero ejército de trabajadores para que puedan funcionar ininterrumpidamente las 24 horas. En ese espejismo del desierto, donde el soniquete de las máquinas tragaperras tintinea sin descanso y la luz de neón convierte las noches en días, se encierra una mina de votantes que nunca ha participado en las elecciones. Para empezar, porque como decía el jueves Las Vegas Sun, «aunque Nevada ha tenido caucus antes, ésta es la primera vez que importan». Para estas elecciones el Partido Demócrata sacó el estado del pelotón del supermartes, donde votarán más de 20 a la vez, y lo colocó entre las cuatro primarias tempranas en las que se vuelcan los candidatos porque su resultado influye a todo el país. Otra clave La otra clave ha sido un acuerdo entre los sindicatos y los partidos políticos que permitirá instalar centros de votación en nueve de los casinos más importantes, a todo lo largo de la famosa franja del Bulevard Sur de Las Vegas. Nombres tan míticos como Flamigo, Bellagio, Mirage, Cesar's Palace, Paris, New York-New York, The Wynn, Rio y Luxor, que hoy dejarán de ser Sodoma y Gomorra para transformarse en la conciencia democrática del país. La batalla de los casino no consiste sólo en contar los votos al mediodía. Los partidarios de Clinton y Obama se han peleado en los tribunales y en las ondas de radio para impedir que se jugara la partida entre ruletas y mesas de pócker y sólo una decisión judicial de último minuto la ha hecho posible. Al principio, todos estaban de acuerdo en que para aumentar la pírrica participación de 9.000 personas que se diera en 2004 era necesario facilitar el voto en los centros de trabajo, hasta que hace diez días el principal sindicato del gremio, el Culinary Union Workers, que agrupa a 60.000 trabajadores, decidió sorpresivamente respaldar a Obama en contra de lo esperado. Ahí es cuando otros sindicatos tras los que se esconden poderosos partidarios de Clinton decidieron llevar la decisión a los tribunales.