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La penumbra de la franja

Cerca de 800.000 personas sufren las consecuencias del apagón, una medida que para Israel es el resultado de los ataques palestinos, mermando las necesidades básicas de esta gente

Una familia palestina come a la luz de las velas en la segunda jornada del bloqueo israelí a Gaza

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efe | gaza

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Más de la mitad de la población de Gaza continuaba ayer sin electricidad por la decisión de Israel de bloquear la franja en represalia a los ataques palestinos, una medida que ha despertado el temor a una crisis humanitaria. La única planta eléctrica de Gaza, que cubre un tercio del consumo eléctrico en la franja, dejó de operar a última hora de la tarde del domingo al agotar sus reservas de fuel. No pudo obtenerlo porque Israel mantiene cerrados desde el pasado jueves todos los pasos fronterizos con Gaza, incluidos los humanitarios, en represalia por el lanzamiento de cohetes artesanales contra su territorio. Combustible para la central eléctrica y gasolineras, productos alimentarios básicos y medicamentos no entran desde entonces en Gaza, donde reina la incertidumbre ante las consecuencias de la perpetuación del bloqueo. Altos mandos militares israelíes reconocen en la edición de ayer de The Jerusalem Post que la comida comenzará a escasear a mediados de semana y, quizás, también las medicinas. Por ello, la población hace largas colas en torno a las panaderías, mientras que los hospitales temen que el apagón les impida funcionar. Algunos vendedores de las pitas apenas han abierto una o dos horas desde el domingo, a consecuencia de las exiguas reservas de fuel que guardaban en previsión de la crisis. «Tenemos que elegir entre cortar la electricidad a los bebés en la sección de maternidad, en la de operaciones cardíacas o dejar de emplear algunas habitaciones», advirtió en un comunicado el responsable del servicio de emergencias del Ministerio palestino de Sanidad, Mowiya Hasanín. La situación «es desastrosa y estamos cerca de la catástrofe», lamentó el portavoz del movimiento islamista Hamás, Ismail Radwan, tras advertir del riesgo de una «gran explosión» en Gaza que tendría «consecuencias en toda la región». El apagón afecta al tercio norte de la franja, el más densamente poblado y donde se encuentra la capital, ciudad de Gaza. Son al menos unos 800.000 habitantes del millón y medio de la franja, controlada desde junio por Hamás, y donde el 80% de la población depende de la ayuda humanitaria. Fuera y dentro de Israel, las voces se multiplican para advertir del riesgo de que el cerco desencadene una crisis humanitaria, pero el Ejecutivo hebreo acusa a Hamás de exagerar la situación para presentarse como víctimas. Mientras que el primer ministro israelí Ehud Olmert culpaba de la situación actual a Hamás: «Está agravando la crisis en Gaza para dirigir presión directa contra Israel». Sin embargo, el mandatario añadió que a pesar de estas medidas, no dejaría que la frnja sufriese una crisis humanitaria. Por ello, tras el análisis del Gobierno de Israel de la situación en esta zona, a última hora de ayer autorizó la entrada de asistencia médica y combustible.