Diario de León

OPINIÓN

El discreto adiós de Bush

Publicado por
ENRIQUE VÁZQUEZ
León

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LA ACTUALIDAD manda y mientras el presidente Bush se preparaba para leer su último mensaje al Congreso sobre el estado de la Unión, todas las miradas se dirigían hacia los asientos, cercanos, de Hillary Clinton y Barack Obama, para ver si se daban la mano. No se la dieron, por cierto, y sus aplausos finales tras casi una hora de oir al primer mandatario fueron, como todos los del campo demócrata, mayoritario, de rutina. El discurso, el tono y hasta buena parte de la teatralización del mensaje fueron de perfil bajo y las exhortaciones de los grandes días de la primera presidencia brillaron por su ausencia. El presidente se sabe amortizado casi del todo porque, según la tradición americana y aunque le quedan 355 días en la Casa Blanca, en realidad sólo dispone de unos 180 para tomar decisiones. Por eso se limitó a mostrar su convicción de que el plan de estímulo de la economía evitará la recesión, a pedir la cooperación del Capitolio para los grandes temas pendientes (seguridad social, inmigración etc.) y, eso sí, a anunciar que insistirá en Irak, donde hay progresos que nadie habría podido pronosticar hace seis meses. Bush ha tenido mala suerte porque en Irak se registra de nuevo una ola de violencia, sobre todo en Diyala y en la ciudad de Mosul que incluye bajas norteamericanas ya infrecuentes (siete soldados muertos en cuatro días) que parece comprometer las posibilidades reales de acabar con la insurgencia, más o menos neutralizada con la compra de la comunidad sunní y, sobre todo, con al-Qaeda. El número de bajas americanas va a llegar en pocos días a 4.000, una cifra redonda que se acompaña de otra petición de dinero para la guerra: 70.000 millones de dólares más cuando la economía se convierte a toda prisa en el asunto estrella del debate político, animado por el auge del desempleo y la pauperización correspondiente. De hecho, el modesto número de ciudadanos que respaldan la gestión presidencial, un 32 por ciento, baja a los 28 cuando se pregunta por la gestión de la economía. Un record de desaprobación agravado por la crisis embrionaria que deja a los Estados Unidos tocado allí donde su primacía es indiscutible: en la economía y su papel de eje central de la misma a nivel internacional.

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