Los más conservadores rechazan su ideario contrario a la tortura y que pide cerrar Guantánamo
La victoria de McCain en Florida despeja el liderazgo republicano
El senador de Arizona se perfila como el candidato para enfrentarse a los demócratas Un adió
Hace seis meses su campaña entró en bancarrota y tuvo que cerrar la mitad de sus oficinas por todo el país. Hasta Bill Clinton lo descartaba. Ayer el septuagenario senador de Arizona John McCain es el favorito para representar a su partido en la lucha por la Casa Blanca, después de anotarse este miércoles el premio gordo de Florida por 36% a 31%. Los analistas vaticina que el estado que llevó a Bush hasta la Casa Blanca pasará a la historia de esta campaña por despejar la incógnita republicana. En la estacada dejaba al empresario mormón Mitt Rommney, que apenas la semana pasada incorporó a la hija de Dick Cheney a su campaña para asesorarle en política exterior. El mismo puesto que tuvo Condoleezza Rice en la campaña de George W. Bush del 2000. El fichaje certificaba que el aparato del partido está con el ex gobernador de Massachussetts que pretende ganar las elecciones a golpe de chequera, y seguirá en la contienda mientras le queden fondos en la cuenta corriente. Sólo en Florida, durante las tres semanas que precedieron a las primarias del martes se dejó 5 millones de dólares, frente a los poco más de 400.000 que invirtió McCain. No es de extrañar que el veterano de Vietnam triunfase especialmente entre los que están en desacuerdo con el gobierno de Bush, de los que obtuvo el 45% de los votos. Florida era una prueba de fuego para McCain, aupado en New Hampshire por el voto de los independientes. En el soleado estado del exilio cubano sólo la base del partido tenía voz. Para poder votar era necesario llevar al menos un mes registrado, mientras que en los estados previos bastaba con declararse independiente o incluso registrarse sobre la marcha. Los más conservadores siguen sin aprobar el ideario político de McCain, que condena la tortura y promete cerrar Guantánamo, pero respetan profundamente su integridad moral y su experiencia militar. «La verdad es que yo soy muy de derechas, y McCain resulta demasiado liberal para mí», confesó Francisco Panela, un español cubano americano que votó por él e incluso acudió a su celebración para vitorearle ardientemente. «Él tiene el apoyo de la mayoría del exilio porque pensamos que va a ser un prsidente fuerte que por lo menos va a manter el embargo. Yo a Osama (por Obama) no le votaría jamás. Dice que fue musulmán y cristiano, pero estuvo en una de esas escuelas en las que enseñan a los niños a ser terroristas (uno de los bulos que circulan por internet)». Su liderazgo al frente del Partido Republicano es la peor pesadilla para los demócratas, dada su fama de republicano rebelde capaz de trabajar con los dos partidos y arañar votos de ambos. Como Barack Obama lo es para sus seguidores. «Que no gane, por favor, que se lleva a los independientes por los que vamos nosotros», suplicaba en medio de la euforia Charlie Delano, un broker de 35 años que había pedido días libres en Wall Street para apoyar a McCain en Florida.