Irak: Guerra y elecciones

¿PUEDEN LOS Estados Unidos ganar la guerra en Iraq? El discurso oficial, mucho más afirmativo y atrevido entre los políticos que entre los militares, se ve desafiado por hechos como el doble y concertado atentado de ayer en Bagdad, con casi setenta muertos como resultado. La innegable baja de la violencia en el país, sobre todo en la capital, y con ella del número de bajas civiles (que en enero han sido solo de unas quinientas) resiste mal el recrudecimiento de los últimos días: diez soldados norteamericanos han muerto en una semana y al-Qaeda y sus redes locales se han replegado con éxito a Diyala y Nínive y ejecutado terribles ataques en Mosul, capital de la última. Lo sucedido, una baja de la insurgencia convencional, es sobre todo resultado de la compra de la lealtad de las tribus sunníes que, de cooperar con al-Qaeda, han basculado hacia la política de seguridad del gobierno con la ayuda inestimable de la chequera norteamericana y algunas iniciativas políticas, como la eventual vuelta a empleos oficiales de los antiguos baasistas (prácticamente todos sunníes). Pero eso es, en esas circunstancias, pan para hoy y problemas para mañana, salvo que se produjera el milagro de la reconciliación con los chiíes y los kurdos limitaran sus aspiraciones a una autonomía integrada, patriótica y nacional. El debate provocado por la (torpe) iniciativa del gobierno de modificar la bandera del Iraq y la negativa de muchos actores políticos a utilizarla ahorra comentarios. Por eso se puede asegurar que la doble matanza de ayer es obra de Al-Qaeda, cuyo aislamiento ha crecido a causa, sobre todo, de su aparente incapacidad para hacer política y empeñarse en presentar a los chiíes como unos herejes torpes, fanáticos e irrecuperables. Ante esta evolución en Iraq, ¿qué hacen los candidatos en las primarias en los Estados Unidos? Obama, hostil desde siempre a la invasión, tomará nota de lo que sucede y del plan de la Casa Blanca (evacuar parte de las tropas, pero quedarse a largo plazo en Iraq), Hillary Clinton mantiene que deben volver las tropas de combate (lo que sobreentiende que permanecerán otras) y John McCain lo tiene claro: él siempre ha pedido mantener el rumbo, cueste lo que cueste, hasta la victoria completa