El colectivo, formado por 18 millones, se encuentra todavía entre los más desfavorecidos
Los electores hispanos se afianzan como la clave en el «supermartes»
Clinton votó en Nueva York, mientras Obama hizo lo propio en Chicago a la espera de los resultados
Más de la mitad de EE.UU. votó ayer en las primarias para elegir a los dos candidatos que se disputarán la Casa Blanca en noviembre, pero entre esos 24 estados (22 por partido) se encontraban 7 de los diez que más población hispana tienen. Para Barack Obama, el afroamericano que tendrá que superar las tensiones raciales de los ghettos para llegar a la casa Blanca, estas elecciones no son una lucha entre blancos, negros o latinos, «sino entre el pasado y el futuro». Quizás por eso costaba tanto el lunes en Nueva York encontrar a un hispano que hubiera votado por él, a no ser que se mirase entre los menores de 30 años, cantera de Obama. Y es que la batalla podría ser entre el presente y el futuro, pero las clases sociales también cuentan, y no es ningún secreto que la mayor parte de los 18.2 millones de electores hispanos se encuentran todavía entre los más desfavorecidos. Voto importante Su voto era especialmente importante en Nueva York y California, los dos estados que más delegados asignan en el «supermartes», pero también en Arizona, Colorado, Nuevo México e Illinois. Clinton contaba con ellos, después de que el 59% de los hispanos de Florida y el 65% de los de Nevada se inclinaran por ella, frente al 30% y el 20% que obtuviese Obama en esos estados. La ex primera dama votó temprano cerca de su hogar neoyorquino, y luego se hizo una ronda de entrevistas en las principales cadenas de televisión que le dieron su última oportunidad de publicidad gratuita para la jornada. Obama hizo lo propio en Chicago. Ambos esperaban celebrar allí la victoria de los estados en los que viven y a los que representan en el Senado, pero la larga jornada mantuvo el suspense hasta el cierre de urnas en California, donde la mitad de los votos se habían depositado anticipadamente y por correo en las semanas previas. Allí se la jugaba sobre todo el republicano John McCain, que aspiraba a sellar la contienda, pero sólo si el respaldo de Arnold Schwarzenegger pagaba los dividendos esperados. Su rival Mitt Romney necesitaba desesperadamente frenarle allí y en Massahusetts, donde fue gobernador. Tan convencido estaba McCain de su victoria que este fin de semana estará en Alemania para participar en la cubre de la Otan, pese a que las primarias continúan en EE.UU.. Ocho de los estados no repartían el voto republicano, sino que adjudican todos los delegados al ganador, lo que facilita el desempate.