| Análisis | Italia votará el 13 y 14 de abril |
La nefasta ley «Porcellum»
Tras la imposibilidad de Marini a formar gobierno y a la presión de la derecha, el presidente italiano Georgio Napolitano se ha visto obligado a disolver el Parlamento y convocar comicios, que se celebrarán con la ley electoral ideada por Berlusconi, causante de la inestabilidad política. Los italianos volverán a las urnas en abril con la «Porcellum», como se conoce a esta polémica ley, solo dos años después del triunfo de la coalición de centro izquierda La Unión, liderada por Romano Prodi, y tres años antes de que termine esta legislatura, prevista para 2011. La «Porcellum» la impuso el anterior gobierno de Silvio Berlusconi convencido de que le garantizaría otros cinco años más en el poder. Pero al final, el invento se rebeló contra el inventor, que perdió los comicios por menos de 25.000 votos. Considerada por sus redactores un «pastiche» y una «cerdada», la ley dio la mayoría absoluta a La Unión en la Cámara de Diputados que quedó prácticamente empatada con los conservadores en el Senado. Teniendo en cuenta que el sistema bicameral italiano es perfecto y ambas cámaras tienen el mismo poder, la situación en el Senado desembocó en la parálisis legislativa, haciendo insostenible la situación política. En sus 20 meses de Gobierno, Prodi se vio obligado a pedir al Parlamento 33 votos de confianza, para sacar adelante las pocas leyes que logró aprobar en esta legislatura de 650 días, la segunda más corta de toda la historia republicana italiana. El Ejecutivo de Prodi aprobó dos presupuestos generales del Estado, algunos decretos y poco más, pero no sólo debido al estrecho margen de votos en el Senado -157 frente a los 156 de la oposición- sino también al enfrentamiento entre los aliados de La Unión. De La Unión formaron parte 14 partidos, de todas las corrientes ideológicas, incapaces de ponerse de acuerdo y peleados entre ellos. Bastó que uno -el democristiano Udeur- la abandonara para que Prodi cayera. La ley propició, además, que los grupos pequeños alcanzaran un gran poder en las coaliciones. Tras considerarla «un desastre», desde todas las fuerzapolíticas -incluida la derecha- se levantaron voces para cambiarla pero, con el desgaste sufrido por el centro izquierda y los sondeos que le dan como ganador, Berlusconi confía ahora en que su «criatura» le garantice la vuelta al poder. Los analistas dudan de que si las elecciones las gana Berlusconi la ley se modifique en un corto espacio de tiempo, como pretende la izquierda. Los partidos tendrán que esforzarse para ilusionar de nuevo a los italianos, de cuyos bolsillos saldrán los 550 millones de euros, que costarán -según el prestigioso diario económico Il Sole 24 Ore- las elecciones generales, además de las administrativas parciales, previstas para esta primavera y que el Gobierno pretende hacer coincidir el 13 y 14 de abril. Visto que la coalición La Unión no ha dado resultado, su principal grupo, el Partido Demócrata (PD), anunció que correrá en solitario en estos comicios, con el objetivo de que los electores sepan con claridad a quien votan. Sus hasta ahora aliados comunistas ortodoxos dijeron a Veltroni que de esta manera la izquierda entregará el poder a Berlusconi. Sin embargo, antes Berlusconi tendrá que poner orden en la derecha, donde una veintena de pequeños partidos, en muchos de los cuales todos dirigentes caben en un taxi, aspiran a unirse a su coalición y participar en el reparto del poder. Su aliado de hierro, el derechista Gianfranco Fini, ya le ha avisado de que no pueden concurrir a las elecciones «con mil partidos», mientras el PD va en solitario, porque los ciudadanos no lo entenderían.