En Pristina todo el mundo apunta a que el domingo se proclamará el nuevo estatus
La independencia de Kosovo, aún sin fecha oficial, parece cosa hecha porque este jueves todos los interesados -Serbia, UE, Rusia, EE UU- anticiparon sus reacciones ante la evidencia de que se va a producir muy pronto. El día más probable sigue siendo este domingo, aunque también se habla del lunes. La cadena de movimientos de este jueves parecía confirmarlo. Serbia adelantó con una declaración que considerará nula la independencia. La UE fijó para la medianoche de este viernes la entrada en vigor de su misión civil en Kosovo, que debe sustituir a la de la ONU cuando se anuncie la secesión. Rusia, a instancias de Serbia, pidió el miércoles una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para abordar el problema antes de que se presente, pues juzga ilegal tanto la independencia como la operación de la UE. De hecho, una de las razones que se oían para que la proclamación fuera el domingo es que impedía reunir con rapidez el Consejo de Seguridad. La sesión tuvo lugar el jueves por la tarde hora de Nueva York, ya en la madrugada española. El territorio serbio administrado por la ONU desde el fin de la guerra, en 1999, y con una mayoría albanesa del 90% lleva meses dando por inminente su secesión de Belgrado, apoyada por la UE y Estados Unidos, pero ayer jueves las señales se acumularon. Chipre, Moldavia, País Vasco Paradójicamente, la más importante fue el anuncio del Gobierno de Serbia, pues al anular la independencia es la primera vez que asume oficialmente que es una realidad inevitable. El propio primer ministro serbio, Vojislav Kostunica, apareció en televisión con gesto serio para comunicar a los ciudadanos que la independencia de Kosovo, cuna medieval y sentimental de la Gran Serbia, es «inminente» y cuestión «de unos pocos días». El Ejecutivo serbio reiteró que la ruptura unilateral de este territorio es «una violencia ilegal». «Esto ocurre por primera vez y es una grave violación del derecho internacional», insistió.. No hay precedentes y precisamente Belgrado esgrime el presunto peligro de una cascada de emulaciones en otros países con nacionalismos y movimientos separatistas, metiendo en un mismo cajón casos tan distintos como Chipre, Moldavia o el País Vasco.