Diario de León

| Crónica | El príncipe Enrique salió de Afganistán |

El retorno del ghurka real

El «corneta Gales», tercero en la línea de sucesión de la corona del imperio británico, ha permanecido en el sur del país asiático durante las últimas diez semanas formando parte de las trop

El príncipe en una patrulla

El príncipe en una patrulla

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Iñigo Gurruchaga - londres
León

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El príncipe Enrique volaba en la noche del viernes hacia una base aérea de Inglaterra después de que los mandos militares británicos anunciasen que la publicación de la noticia de su despliegue en Afganistán aconsejaba su inmediato regreso. El «corneta Gales», hijo de la fallecida princesa Diana y tercero en la línea de sucesión de la corona británica, ha permanecido en el sur del país asiático durante las últimas diez semanas, como parte de las tropas británicas que intentan en los últimos años batir a las fuerzas irregulares del talibán, en la zona con más notable resistencia del país, El príncipe combinó durante el despliegue dos funciones. La primera era el control aéreo de aviones de combate, a los que ofrecía orientaciones sobre sus objetivos, y la segunda era la patrulla a pie. La primera función la ha llevado a cabo desde el relativamente seguro espacio de una base militar británica, en la parte más al sur de la provincia de Helmand, que el mismo Enrique ha descrito en las entrevistas con los medios británicos, como tierra de nadie. La segunda parte de su misión ha sido la patrulla a pie por áreas más al norte de la provincia, donde el peligro es más certero. Enrique afirmaba este viernes a la BBC que, cuando patrullaba, tenía la costumbre de cubrirse el rostro con más cuidado, porque si era reconocido aumentaba el peligro de un ataque contra él mismo y contra sus colegas. El príncipe dice en sus entrevistas que a los 'ghurkas', el regimiento formado por soldados procedentes de Nepal en cuyas patrullas se ha integrado, no les hacía gracia el apodo con el que le bautizaron otros soldados: «el imán de las balas». Medios británicos han recogido manifestaciones de personas que se presentan como portavoces del talibán indicando que la presencia de Enrique es un signo de que la monarquía combate al Islám. Y los más se preguntan por el futuro profesional de un príncipe de 23 años, que quería ser un soldado regular, pero cuya experiencia de combate se ha limitado a diez semanas en un lugar casi desértico. Enrique decía a la BBC que su padre está muy interesado en las informaciones que le dará sobre el despliegue británico y que su hermano, Guillermo, se siente frustrado por no poder acompañarle. Y el episodio de Enrique en Afganistán ha servido para crear una pequeña polémica sobre el papel de los diferentes medios en el desarrollo de la noticia. En Reino Unido, el presentador de las noticias del canal Channel 4, Jon Snow, ha sido el más crítico sobre el pacto de secreto que los mandos militares y la casa real llegaron con los directores de medios de comunicación a cambio de que pudiesen hacer reportajes que ahora publican. Snow dijo este viernes: «Me pregunto si los espectadores, lectores y oyentes confiarán de nuevo en los jefes mediáticos». En sentido contrario van las críticas a los que revelaron la noticia, la revista para mujeres 'Nueva Idea', de Australia, que lo publicó en enero, en su habitual columna 'Observatorio real', el diario alemán 'Bild', que cultiva letras y noticias gruesas, y finalmente el Drudge Report, un sitio de Internet muy popular en el politiqueo de Estados Unidos. Fue la publicación allí, en un momento de muchos visitantes, en plena campaña electoral, lo que llevó a los medios y a los mandos militares británicos a pensar que ya era imposible mantener el secreto.

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