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La aviación continuó sus actividades causando cinco muertos entre las filas de Hamás

Israel retira sus tropas de la franja de Gaza prometiendo nuevas operaciones

Los ataques palestinos mediante cohetes a diversas localidades se repitieron ayer

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Laura L. Caro - jabaliya
León

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A falta de 24 horas para la llegada hoy a Tel Aviv de la secretaria de Estado norteamericana, Condolezza Rice, las fuerzas terrestres israelíes se retiraron ayer de madrugada de Gaza tras dos días de permanencia, 114 muertos en las operaciones desarrolladas desde el miércoles, 350 heridos y 80 prisioneros. La infantería se replegaba, pero los aviones hebreos siguieron haciendo blanco en Gaza, matando a cinco miembros de Hamás en diferentes ataques, pero sin conseguir cumplir el objetivo de detener el disparo de cohetes artesanales a suelo israelí, para el que el Gobierno de Ehud Olmert diseñó esta última ofensiva. Los kassam siguieron cayendo en Sderot, ocho en total, más otros cuatro que golpearon más al sur, en Schkol, y un proyectil Grad-122 tipo Katiuska que volvió a impactar en Ashkelon. Ante esta situación, al primer ministro Ehud Olmert le fue difícil explicar ante la Comisión de Seguridad del Parlamento su decisión de retirar las tropas de Gaza, a la vez que defendía la vuelta al diálogo con los palestinos, que es lo que Rice ha venido a escuchar de nuevo a Israel. Manera dolosa «Seguimos en medio de la batalla, -dijo para apaciguar a la oposición que reclamaba más presión militar en la franja-, seguiremos procediendo de una manera dolorosa y eficaz, que ofrecerá máximos resultados, pero si no continuamos el proceso de paz veremos convertirse en Cisjordania en una nueva Gaza». «Sólo prevendremos algo así ofreciendo un horizonte diplomático, quien no quiera verlo, se engaña», defendió, a pesar de que la Autoridad de Mahmud Abbás dio el sábado por rota la negociación con Israel. La salida de los tanques y los bulldozer hebreos permitía ayer a los habitantes del campo de refugiados de Jabaliya, el paisaje de la última matanza, salir prudentemente de sus casas para presenciar la debacle en sus tierras de cultivo, la destrucción de sus edificios y para dar sepultura a los cadáveres que no habían podido todavía recoger de las calles por miedo a los disparos. Velatorios El entramado mísero de Jabaliya era un circuito de velatorios, por donde centenares de palestinos también llegados de otras ciudades deambulaban visitando familias de mártires y documentando con propios ojos el desastre. Los vecinos de Jabaliya, testigos de mil combates en su vida de prisioneros dentro de la cárcel a cielo abierto que es Gaza, parecían despertar de una pesadilla. Muhammed Hader, obrero de 45 años, narrando como en una alucinación que 60 soldados judíos le echaron el domingo de su casa bombardeada para luego meterse a descansar en sus camas. Sahab, madre de la pequeña Sal Shabil de 21 meses, a la que el domingo por la mañana un misil mató en la cuna, fantaseando con la idea de que su hijo herido Annas, de diez años, se salve y se haga mayor para matar «a los que han matado a su hermana». Manifestación Sólo la plaza de la céntrica Omar al Moqtada, en la capital de Gaza, concentró más público, reunido en torno a la manifestación que Hamás convocó para cantar victoria. «Esta retirada es la expresión del fracaso de los soldados israelíes ante los combatientes de las Brigadas de Azzedin al Kassam», proclamaba el portavoz islamista, Sami Abu Zuhri. A última hora de ayer, desde Ramala, el presidente Mahmud Abbás se ofreció para mediar en una «tregua» entre ambas partes, Israel y Hamás.