El presidente francés la llevará a cabo tras conocer los resultados de la segunda ronda municipal
La remodelación del Gobierno galo lleva a Fillón a oponerse a Sarkozy
La derecha busca todos los acuerdos posibles para evitar otra nueva derrota ante la izquierda
El primer ministro francés, François Fillon, se mostró contrario a una remodelación del Gobierno después de la segunda y última ronda de las elecciones locales del próximo domingo que su partido conservador, la UMP, ha reconocido que se perfila «difícil» para sus candidatos. «Preconizo, y todo el mundo lo sabe desde hace mucho tiempo, una estabilidad gubernamental, pero no me corresponde a mí tomar esta decisión», sino al presidente de la República, dijo el jefe del Ejecutivo conservador, durante una visita electoral a Tarbes (suroeste). El presidente, Nicolas Sarkozy, que antes de la primera ronda de las Municipales y Cantonales del pasado domingo había excluido una «gran» remodelación postelectoral, dijo ayer que tendrá en cuenta el resultado definitivo de las urnas, pero sin precisar de qué manera. Sarkozy argumentó que ante la baja participación del pasado domingo -un 66,54 por ciento, la más baja desde 1959 para una primera vuelta de Municipales-, «visiblemente» no se trata de un voto de «castigo», según relató el portavoz gubernamental, Laurent Wauquiez. El opositor Partido Socialista (PS), que registró un claro avance, llama al electorado a transformar la «advertencia» de la primera ronda en un «castigo» a Sarkozy y su Ejecutivo, y apela especialmente a las «clases populares», «primeras víctimas de la política antisocial» de la derecha, a acudir masivamente a las urnas y dar su voto a la izquierda. En actos de apoyo a candidatos del PS, la ex candidata socialista al Elíseo, Ségolène Royal, acusó hoy a Sarkozy de «llamar a la abstención, algo nunca visto en la historia de la República». Royal afirmó que Sarkozy «no ha entendido todavía que los franceses no están contentos» y llamó a los electores a «amplificar el voto de castigo» el próximo domingo. A falta de la validación de las listas presentadas ayer para la segunda vuelta, el vespertino «Le Monde» calcula que en los 110 municipios de más de 30.000 habitantes en los que más de dos listas estaban en condiciones de mantenerse, hay 55 pugnas a tres bandas y 13 a cuatro bandas. Y sentencia que estas Municipales confirmarán la bipolarización del paisaje político francés, en el que la UMP y el PS, que dominan respectivamente a la derecha y la izquierda, se van a repartir la casi totalidad de las grandes ciudades, así como de los Consejos Generales departamentales que están en liza en estas Cantanales. El centrista MoDem de François Bayrou excluyó alianzas nacionales en nombre de la «independencia», y se ha aliado, según los lugares, con la UMP, los socialistas o incluso con un comunista. Este último pacto, negociado en Aubagne (sureste), fue desautorizado a posteriori por Bayrou. Bayrou, cuya estrategia a la carta ha suscitado críticas, tiene la vista puesta en las Presidenciales de 2012, después de haber quedado como el «tercer hombre» en las de 2007.