Diario de León

Flamencos y francófonos aparcan de momento sus reivindicaciones más difíciles de satisfacer

El acuerdo de gobierno en Bélgica pone a Leterme de primer ministro

El compromiso, de mínimos, sienta sus pilares en aspectos de carácter económico y social

Integrantes de las cinco formaciones políticas belgas que ayer llegaron a un acuerdo de gobierno

Integrantes de las cinco formaciones políticas belgas que ayer llegaron a un acuerdo de gobierno

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Fernando Pescador - bruselas
León

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La crisis gubernamental de Bélgica parece diluirse, al menos en lo que concierne al corto plazo, después de que cinco formaciones políticas del país, dos de ellas flamencas y tres francófonas, cerraran ayer de madrugada un acuerdo de gobierno que va a permitirle al ganador de las elecciones de junio, Yves Leterme, devenir finalmente primer ministro mañana, nueve meses y medio después de aquellos comicios. Socialcristianos, socialistas y liberales del norte y del sur lograron a las seis y media de la mañana de ayer un acuerdo sobre diversos aspectos económicos y sociales sometidos a su consideración, que despeja el camino hacia la formación del primer gobierno de Yves Leterme. Se trata de un compromiso de mínimos, aunque sus firmantes se esforzaban ayer por presentarlo como un marco de contenidos sólidos. La restauración del poder adquisitivo perdido por la población en estos meses de desgobierno, que han coincidido con fuertes subidas de precios, el endurecimiento del acceso a la libertad condicional para los presos condenados, la reforma de los mercados laborales o unas condiciones más severas para la naturalización de inmigrantes y el reagrupamiento familiar constituyen hitos del acuerdo, al que los críticos (toda la oposición), acusaban ayer de inconcreto y, sobre todo, distanciado de los problemas reales del país. No es que les falte razón. El compromiso de la madrugada de ayer fue posible, únicamente, porque flamencos y francófonos han aparcado, de momento, sus reivindicaciones sobre los aspectos más controvertidos de la Bélgica actual: la reforma de las instituciones y un nuevo reparto regional de competencias, en la que no pocos ven un intento de convertir este país federal en una confederación. Para mediados de julio deberá haberse alcanzado, en el seno de la mayoría gubernamental, un acuerdo sobre las reivindicaciones flamencas, que comprenden la asunción de competencias claves en materia de fiscalidad directa, mercados laborales, pensiones, seguridad social y escisión del distrito electoral que conforman Bruselas, Hal y Vilvorde. El CD&V, la formación política que lidera Leterme, le ha advertido a su presidente y futuro primer ministro que le retirará la confianza este verano si no es capaz de presentar resultados. La NV-A, los nacionalistas radicales flamencos procedentes de la extinta Volksunie que colaboraron con Leterme en los últimos triunfos electorales, no estarán en la coalición. Pero el riesgo de división del país en dos comunidades parece conjurado. Al menos, de momento.

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