Crearán un escudo antimisiles con participación de Rusia, EE.UU y la UE
Bush y Putin no sellan el acuerdo pero sí sientan las futuras bases
La buena atmósfera del encuentro mantenido durante el fin de semana en el balneario ruso de Sochi por los presidentes de Rusia y EE.UU., Vladímir Putin y George W. Bush, no ha influido, sin embargo, en los resultados. No ha habido avances ostensibles en esta última cumbre que ambos celebran en calidad de jefes de Estado. Todas las cuestiones conflictivas y problemas acumulados en las relaciones entre Moscú y Washington van a tener que resolverlos los nuevos presidentes ruso y estadounidense. Pese a los elogios y palmadas en la espalda que Bush y Putin se intercambiaron, parece a todas luces evidente que la crisis de confianza entre Rusia y EE.UU. continúa sin superarse. El jefe de la Casa Blanca insistió en que el escudo antimisiles que su país se propone instalar en Polonia y la República Checa «no está dirigido contra Rusia». «La guerra fría ha terminado», repitió Bush. El aspecto más positivo de la reunión fue la firma de una declaración estratégica marco que pretende sentar las bases para un futuro entendimiento entre los dos países y para seguir avanzando hacia una total sintonía. El documento recoge el anhelo conjunto de crear un «sistema de defensa antimisiles global» con participación de EE.UU., Rusia y la Unión Europea y de «intensificar» las negociaciones para conseguirlo. Bush prometió que, si el mecanismo se pone en marcha, «habrá un intercambio de tecnología e información». Eliminar los recelos Putin ve la idea con buenos ojos y ello ayudaría a eliminar los recelos a propósito de la base de misiles en Polonia y la estación de radar en la República Checa, instalaciones a las que parece claro que EE.UU. no va a renunciar. Ante el hecho consumado, el jefe del Kremlin expresó el deseo de que «se lleve a cabo un trabajo conjunto hacia la creación de un escudo antimisiles regional y después global, con intercambio de tecnología y acceso al sistema de control y dirección, pero de forma permanente». Según su opinión, «con el escudo antimisiles lo importante son las medidas de confianza y cómo van a realizarse en la práctica. El diablo, como siempre, está en los pequeños detalles». «Transparencia supone auténtica apertura», añadió. Ambos presidentes admitieron que aún queda un buen trecho hasta lograr que las cosas funcionen a ese nivel. Stephen Hadley, consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, cree que es poco probable que se consiga antes de que Bush deje el puesto. En cuanto a la Alianza Atlántica, el presidente ruso dijo que «si la OTAN se preocupase más de mejorar sus relaciones con Rusia en lugar de invitar a incorporarse a antiguas república soviéticas, tal vez su ampliación no la percibiríamos de forma tan traumática». «La ampliación responde una lógica ya desfasada, en la que Rusia es contemplada al menos como adversario y no es así», aseveró Putin. La declaración suscrita no pasa de ser una declaración de intenciones, pero recoge todos los aspectos de las relaciones bilaterales, comercio incluido, y los de índole internacional tales como Irán, Corea del Norte o la lucha contra el terrorismo.