La nula convivencia entre suníes y chiíes impide la reconciliación
Irak asume con incertidumbre el aniversario de la caída de Sadam
La invasión supuso la caída del Estado y con ello un estado de terror que se vive a diario Siete muertos y una veintena de h
La frustración ante un futuro incierto y la decepción cunden entre los iraquíes, que ayer conmemoron el quinto aniversario de la caída del régimen del difunto dictador Sadam Husein tras un repunte de la violencia en las últimas semanas. Muchos aún conservan en sus retinas la imagen que se convirtió en el símbolo del derrocamiento del dictador, el derribo de su imponente estatua en la plaza de Firdaus, en pleno centro Bagdad, por soldados estadounidenses, que dio paso a cinco años de violencia sectaria. Para Obeidi, «cualquiera que diga que el 9 de abril de 2003 es un día extraordinario está equivocado, porque ese día el Estado se derrumbó junto con el régimen de Sadam». La brutalidad durante los tiempos de la dictadura fue sustituida por la era de los funerales, la aparición de los llamados escuadrones de la muerte, responsables de la matanza de miles de civiles, y el desmantelamiento de todos los servicios básicos. «La aparición de cadáveres no identificados en las ciudades, así como la violencia sectaria, son fenómenos terroríficos que amenazan a todo el país», dijo a Efe Um Laiz, una iraquí de 50 años, que no quiere dar su nombre verdadero por temor a ataques.. Um Laiz todavía recuerda con lágrimas en los ojos a su sobrina, que fue asesinada el año pasado por los llamados «escuadrones de la muerte». «En los últimos cinco años hemos vivido en estado de terror- se queja Um Laiz-. La violencia sectaria en Irak se agudizó tras el bombardeo de un santuario chií en Samarra, 120 kilómetros al norte del país, en febrero de 2006, que aniquiló la convivencia pacífica entre suníes y chiíes y originó grandes interrogantes sobre la posibilidad de que los fieles de ambas ramas del islam pudieran coexistir en Irak. Para el analista político chií Ashraf Mahdi no hay problemas graves entre los suníes y chiíes, sino que el origen de la violencia son los grupos armados que dicen combatir contra la ocupación.